Noche de pesadilla para los nacionalistas

Con los colegios electorales cerrados, el debate se trasladaba la calle. Después de dos pintas y un whisky, comenzaban las disertaciones sobre las bondades de una Escocia dirigida desde Escocia. Perouna mirada a las redes sociales bastaba para saber que el sueño secesionista se iba apagando. Con el alba, se esfumó para siempre.

«Durante la noche, al principio, hubo cierto malestar en la campaña del “sí” cuando Clackmananshire, que parecía un lugar seguro para los independentistas, votó un contundente “no”», comenta la periodista Joanna Gill.

Hacia las cinco de la mañana la portada del «The Guardian» comenzaba a circular. Un Salmond con cara de abatimiento junto a un titular que ya adelantaba el final. «Scotland says no». «Estoy devastado con el resultado», comenta al diario Mateo Bywalec, un escocés que ha vivido en Sydney durante un año.

A medida que se revelaban los últimos resultados, las caras largas e incluso las lágrimas se apoderaban de los nacionalistas. Los vencedores lo celebraban de una manera más contenida. Los secesionistas, que durante la campaña conquistaron la calle con sus soflamas y sus banderas, cambiaban el campo de batalla por la cama. En unas horas, se enfrentarían a su propia pesadilla. Despertar en una Escocia todavía británica.