Hazte premium Hazte premium

El nacionalismo amenaza con «ajustar cuentas» a bancos y petroleras

El voto unionista se recupera tras las advertencias de entidades financieras y supermercados contra la independencia

El nacionalismo amenaza con «ajustar cuentas» a bancos y petroleras efe

luis ventoso

Hace dos meses, tan solo un cuarto de los escoceses apoyaban el viaje a la utopía de Alex Salmond. La consulta parecía ganada por un elemental sentido común. Los líderes de Westminster optaron por un perfil bajo, que les parecía astuto e inteligente. Pero esa campaña abúlica dio alas al separatismo, que abruma en las calles de Escocia, domina el proselitismo puerta a puerta y no se priva de insultar a los defensores del «no» o de retirar sus pancartas. El domingo pasado una ola de pánico recorrió el Reino Unido, al ponerse por primera vez el «sí» por delante, en un estudio para «The Times» . La hipótesis que nadie contemplaba se volvía tangible. El lunes la libra se desplomó y sonaron todas las alarmas. Londres se desperezó y por fin demostró que no iba a dar a Escocia por perdida tras 307 años de fructífera sociedad.

Tras una semana de contraataque de Westminster, las encuestas han dado la vuelta. El «no» a la independencia vuelve a estar en cabeza en todos los sondeos. Aunque tarde, Londres ha saltado a la cancha dispuesto a embarrarse para ganar el partido. Su estrategia para recuperar terreno ha sido triple: Cameron, Clegg y Miliband aparcaron diferencias ideológicas y saltaron a Escocia a hacer campaña; Downing Street movilizó bajo cuerda a bancos, supermercados y petroleras para que contasen los riesgos en voz alta; por último, se ha hecho la promesa a los escoceses de que recibirán más competencias si aceptan quedarse en el Reino Unido.

Nadie quiere echar las campanas al vuelo en una decisión muy emocional. Ed Miliband, el líder laborista, que se ha pateado Escocia toda la semana predicando el «no», reconoce que el referéndum sigue «en el filo de la navaja». Pero cuando estamos ya en la cuenta atrás para la gran cara o cruz del próximo jueves, los sondeos vuelven a ser unánimes a favor de la unidad. El último es de parte, un trabajo de «Survation» para Mejor Unidos, la campaña unionista, que eleva su ventaja a ocho puntos, con una bolsa de indecisos del 9%. Se suma al último sondeo de YouGov para «The Times», que colocó al «no» dos puntos por delante, y al de ayer de «The Guardian», 42-40 para los que apoyan seguir juntos. Los estudios del periódico conservador y el de izquierdas coinciden en que un 17% de los votantes no han tomado su decisión. En realidad, una cifra de indecisos tan abultada resta toda base científica a los sondeos, que se quedan en un mero termómetro para chequear el ambiente.

«Si ganamos, vamos a ajustar cuentas con BP y los bancos»La ofensiva de Londres, las verdades de los bancos y la vuelta de tortilla demoscópica han escocido en filas separatistas. Jim Sillars, una de las figuras del Partido Nacionalista Escocés (SNP), antiguo jefe de filas de su grupo parlamentario, mostró ayer la cara más sectaria del movimiento: «Este referéndum va sobre el poder, y si obtenemos la mayoría vamos a utilizar ese poder para un ajuste de cuentas con BP y los bancos», amenazó. Sillars culpó a la banca y la petrolera de haberse movilizado por mandato de Downing Street y amenazó a British Petroleum con la nacionalización.

Lloyds, su filial Royal Bank of Scotland, y el gigante de los seguros Standard Life anunciaron esta semana que trasladarían sus sedes sociales de Edimburgo a Londres en caso de un triunfo del independentismo. BP acusó a Salmond de haber sobrevalorado las reservas de crudo del Mar del Norte, que según sus cálculos se agotarán en el 2050, y explicó que en el nuevo país no habría la seguridad jurídica y económica suficientes para acometer las onerosas inversiones exigidas para extraer el crudo.

Amenazas y bravuconadas

El tono de Jim Sillars ha sido tan desabrido que Alex Salmond se ha visto obligado a hacer de hombre bueno restando hierro a sus bravuconadas. «El día de la victoria será un día de celebración. Ese día se acabará la campaña del sí y el no», zanjó beatífico el primer ministro escocés, que explicó que Sillars «solo quería expresar su enfado por las amenazas de las empresas, orquestadas por el primer ministro».

Bill Clinton ganó unas elecciones con un lema que está en la historia del márketing político: «¡Es la economía, estúpido!». Esa máxima sigue vigente. El bolsillo manda. El voto femenino, que se había escorado hacia el independentismo, ha retrocedido tras las advertencias de los supermercados de que en la «Escocia libre» la cesta de la compra será más cara. Ayer, los propietarios de las compañías de supermercados y grandes almacenes Mark and Spencer, B&Q y Timpsons firmaron una carta conjunta en el diario «Daily Record» de Glasgow para advertir que los costes serían más altos y habría que repercutirlos a los clientes. Por su parte, el banco suizo UBS ha calculado que el PIB escocés se desplomaría cinco puntos con la ruptura. Deutsche Bank cree que Escocia se abocaría «a una crisis como la de 1930». Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos hizo votos «para que los escoceses se den cuenta de las graves consecuencias que tendría la independencia».

El helicóptero de Salmond vuela de mitin en mitin por toda de Escocia intentando paliar el baño de realismo financiero.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación