¿Quién ha ganado la guerra en Gaza?
Mikel Ayestaran y Hermann Tertsch, expertos de ABC en el conflicto entre israelíes y palestinos, debaten las consecuencias de la última contienda en Gaza
Actualizado: Guardar 12Un balance incierto (Por Hermann Tertsch)
Los británicos no tenían ninguna duda sobre quien había ganado la II Guerra Mundial. Habían sido ellos y gracias en gran medida a su primer ministro. Y sin embargo, nada más concluir las celebraciones, despidieron al líder que les había llevado a la victoria, Winston Churchill. Las democracias no responden, ni a la hora de ir a la guerra ni de celebrar la victoria, como las dictaduras o las tribus. Hamás puede decir en Gaza que ha ganado y ordenar a todos que celebren. Y la población festejará ruidosamente sus barrios destruidos, sus dos mil muertos y la economía en la miseria. Todo para que Hamas se significara frente a la Autoridad Nacional Palestina.
En la democracia israelí las cosas son más complejas. Israel no tiene la percepción de haber ganado esta contienda. Que era inaplazable porque las agresiones terroristas desde Gaza hacían imposible la vida normalizada en Israel. El inmenso apoyo que tenía Netanyahu para acabar con el terror de los cohetes se han esfumado. Aunque todos sepan que el balance dependerá del número de cohetes que caigan en el futuro en el sur de Israel. Si la cifra se aproxima a cero, Netanyahu podría recuperarse del revés político que ha supuesto su moderación en esta guerra.
Porque Netanyahu, cuyo prestigio y biografía se basan en la firmeza frente al terror, no quiso dar el paso que le habría puesto al mando inequívoco de los acontecimientos y no a remolque como tantos creen. Así ha salvado muchas vidas palestinas e israelíes. Pero creado la impresión de un trabajo inconcluso con muchas interrogantes. Prefirió retrasar la ofensiva terrestre hasta que Hamas no le dejó otra opción. Y cuando la ordenó, no quiso ir a por la total destrucción de Hamas que habría exigido una ocupación general de Gaza. Y se limitó a combatir en los barrios limítrofes con la valla de los que parten los túneles. Cierto, la destrucción de la infraestructura de Hamas es ingente y sus bajas, incluida su cúpula, inmensas.
Pero Hamas no ha sido destruida. Llegada la hora de la política, Netanyahu tendrá que buscar vías de conseguir que la reconstrucción de Gaza no sea su reactivación como base militar terrorista sino conversión en territorio palestino pacífico, única forma de abrir las fronteras. En Cisjordania está la ANP de Abu Mazen con la que habrá de buscar vías para acabar con el terror de Hamas. La via militar revela sus límites. Pero claro está que mientras Hamas tenga el control de Gaza, la realidad que generó esta guerra, persiste.
Israel siempre gana (Por Mikel Ayestaran)
La fuerza vuelve a aplastar al diálogo. Los sectores más duros de Israel y Palestina han demostrado en las últimas semanas que el intercambio de golpes es la única forma que entienden para llegar a acuerdos, aunque sean temporales. Golpes muy desproporcionados debido a la inmensa diferencia de los arsenales de uno y otro bando.
En este enésimo combate Israel sale vencedor porque logra la vuelta al estatus quo anterior a la ofensiva cambio de unas concesiones menores y reversibles. Los más de 2.000 palestinos muertos, la mayoría civiles, la destrucción total de zonas enteras de Gaza, la investigación abierta por la ONU sobre posibles «crímenes de guerra» o las bravuconadas de Hamás cantando victoria quedan en segundo plano. El Gobierno israelí, aunque dividido por no ordenar una invasión total, cierra un nuevo capítulo de Gaza y sigue con la expansión de los asentamientos en Cisjordania, que es la auténtica gran batalla que se libra en Tierra Santa y en la que no hay concesiones de ningún tipo.
La nueva tregua es un paréntesis hasta el próximo enfrentamiento y vuelve mostrar que solo la fuerza de los grupos palestinos, incomparable con el potencial del arsenal judío, obliga a Israel a realizar concesiones. Se repite la historia de 1991, cuando a causa de la I Intifada y la insistencia de George Bush (padre) después de la Guerra del Golfo, los israelíes aceptaron asistir a la Conferencia de Madrid; o la de 2000, cuando el constante goteo de soldados muertos en Líbano obligó a Ehud Barak a sacar al Ejército del sur de Líbano; o la más cercana de Gaza en 2005, cuando en plena II Intifada los milicianos volaban tanques y mataban a soldados y colonos con frecuencia y Ariel Sharon ordenó evacuar los asentamientos.