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Gaza: La guerra más larga termina... por ahora

Hamás celebra su recuperación política gracias a un conflicto del que, según la prensa israelí, sale malparada la imagen de Netanyahu

Gaza: La guerra más larga termina... por ahora afp

mikel ayestaran

Final… por ahora. Las únicas armas que sonarán los próximos días en Gaza serán las de los disparos al aire de celebración por el final de la ofensiva de Israel . Después de 52 días israelíes y palestinos han llegado a un acuerdo para detener las hostilidades, la pregunta ahora es cuál será la duración de este pacto que el presidente palestino Mahmud Abás calificó de «amplio y duradero». Pese a los 2.138 muertos -490 de ellos menores de edad-, a los 11.000 heridos y a la destrucción casi absoluta de amplias zonas de la franja Hamás canta victoria y los seguidores del partido islamista ondean con orgullo sus banderas verdes. Es el consuelo que le queda a David contra un Goliat como Israel que, pese a las peticiones del sector más duro, deja con vida al enemigo y evita una invasión total de Gaza tal y como exigían al primer ministro Benjamin Netanyahu sus ministros de Exteriores y Economía, Avigdor Lieberman y Naftalí Bennet.

La guerra ha resucitado a Hamás, que pasaba por sus momentos más bajos de popularidad tras siete años de gobierno según mostraban todas las encuestas anteriores a la operación «Margen Protector». Las Brigadas Izzedin Al Qassam, huérfanas del apoyo directo de Irán tras las diferencias provocadas por la crisis de Siria, han aplicado el manual de la milicia chií de Hizbolá y han logrado infligir 64 bajas al Ejército enemigo. Por encima de los cohetes, que han matado a cuatro civiles, los túneles se han convertido en el arma más mortífera de unos islamistas que se han escudado en la bandera del final del bloqueo para aunar a todas las facciones y lo han logrado durante las últimas siete semanas. El verdadero reto empieza ahora para mantener esa unidad.

La guerra en Líbano contra Hizbolá duró 33 días y dio paso a un alto el fuego que sigue en vigor, el partido milicia obtuvo semejante renta política de su duelo militar con Israel que se hizo con el Gobierno libanés en las elecciones posteriores. Las ofensivas de 2008-09 (Plomo Fundido) y 2012 (Pilar Defensivo), de veinticinco y ocho días respectivamente, acabaron con acuerdos frágiles que israelíes y palestinos firmaron para tomar aire hasta la próxima guerra. Israel lanzó su ofensiva con el objetivo de «devolver la calma al sur de Israel», pero 52 días después articulistas de medios como Haaretz titulan hoy sus columnas como «Hamás 1, Israel 0». Como sus antecesores, Netanyahu pagará ahora las consecuencias políticas de una ofensiva que termina con un acuerdo, pero no soluciona el problema de fondo, un problema entre israelíes y palestinos imposible de superar con el uso de las armas: la ocupación.

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