El legado de Eiffel en Portugal
El arquitecto francés vivó dos años en Barcelos y llevó a cabo importantes obras. La más emblemática fue el puente María Pía de Oporto, sobre el Duero
BELÉN RODRIGO
Mundialmente conocido por su célebre obra, la Torre Eiffel de París, Gustave Eiffel brilló también en Portugal donde construyó el viaducto de Viana do Castelo, el puente de María Pía en Oporto, el puente ferroviario de Barcelos y el puente de Pinhão. Este ingeniero químico ... francés nacido en Dijon (1832) y que encontró en la arquitectura su gran vocación, vivió en la localidad lusa de Barcelos entre 1875 y 1877, desde donde acompañó de forma muy especial el puente María Pía, sobre el Duero, obra impar en su época.
Este puente ferroviario metálico se construyó en 1876 (inaugurado un año después) y durante más de un siglo sirvió para conectar la ciudad de Oporto con el sur de Portugal. En 1991 los trenes pasaron a circular por el puente de São João, construido a poca distancia y el puente de Doña María Pía es hoy un monumento nacional. Para su construcción se lanzó un concurso público internacional. De las cuatro soluciones presentadas por compañías francesas se seleccionó la propuesta de los ingenieros Gustave Eiffel y Théophile Seyrig por considerarse la más económica y elegante. La idea de Eiffel de hacer una tabla horizontal al nivel de la armadura más alta de los lados, apoyado en un enorme arco parabólico, reveló una especial atención a los valores paisajísticos del valle del Duero. Logró concretizar un problema técnicamente difícil que era la implantación de un puente en una ladera pronunciada. Además la estructura fue un éxito desde el punto de vista formal. El piso del puente, con 354 metros de largo y 4,5 metros de ancho, distancia en 61 metros del nivel del agua y se asienta en seis pilares que se apoyan sobre un arco. Tardaron 22 meses en finalizar la obra y el día de la finalización de las obras pasaron dos trenes por el puente para confirmar la resistencia del mismo. Para poner en pie el puente María Pía trabajaron 200 operarios y para el montaje del arco se requirió la presencia de dos ingenieros franceses, Emil Nouguier y Marcel Augevère.
Tras esta obra notable Eiffel construyó en Francia el famoso viaducto de Gabarit, sobre la profunda garganta del Truyère, con 448 metros de espacio entre pilares y 122 metros de altura, siguiendo el modelo establecido en el puente de Oporto.
Viaducto de Viana do Castelo
En el siglo XIX Barcelos era un poblado con media docena de persona y allí quiso vivir Gustave Eiffel sin renunciar a su faceta de soñador. Al fin y al cabo, era un artista parisino acorralado en la tierra de Barcelos. Cuentan que allí conoció a Maria Adelaide Lopes, una mujer fuerte, gorda y redonda, que vivía tranquilamente en esta aldea. Eiffel acabó por seducirla. Por entonces colaboraba con Théophile Seyrig, proyectista y constructor del puente Luis I, en Oporto, para la construcción del puente rodo - ferroviario en Viana do Castelo para unir las dos orillas del río Lima. Puede que sea solo leyenda, pero también se cuenta que para probar la resistencia del puente por el que deberían pasar muchas toneladas, María Adelaida quiso imponer su criterio y poner a prueba el puente. Lo atravesó de un lado al otro y dio media vuelta y al llegar dijo a Eiffel. «Si el puente puede conmigo, aguantó, podrá con el tren”. Gustave se conformó y desistió de su idea de poner más hierro.
El gabinete de Gustave Eiffel
Desde comienzos de este verano el Palacio de la Bolsa de Oporto ha abierto al público el que fuera el despacho del arquitecto francés en Oporto. La mesa secretaria que se puede ver en la sala fue la que utilizó para proyectar sus emblemáticas obras realizadas en Portugal. Incluso se pueden contemplar proyectos soñados por el francés que no llegaron a salir del papel, como la cúpula del Patio de las Naciones o el proyecto del puente Luís I. Con esta sala se pretende rendir un pequeño homenaje a la genialidad de un hombre que llevó las construcciones de hierro a un nivel de maestría y perpetuación hasta entonces nunca imaginado.
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