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David Cameron se queda solo en su batalla contra Jean-Claude Juncker

El primer ministro británico linsiste ante Van Rompuy en que quiere forzar una votación para frenar al conservador ante la Comisión Europea

David Cameron se queda solo en su batalla contra Jean-Claude Juncker efe

ana mellado

El plan urdido por el primer ministro británico, David Cameron , para boicotear al candidato conservador a presidir la Comisión Europea se acerca peligrosamente al fracaso. Su argumento de que Jean-Claude Juncker es demasiado «federalista» y su elección motivaría a los partidarios de la salida de Reino Unido de la UE no parece calar en sus socios europeos, que le han dado claramente la espalda en su campaña de acoso y derribo al candidato del PPE. Sólo Hungría, Suecia y Países Bajos han expresado tímidas reticencias hacia Juncker.

Desde Downing Street no se dan por vencidos y están dispuestos a llevar su solitaria lucha hasta el final. Cameron le comentó ayer personalmente en Londres al presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, su plan de forzar una votación sin precedentes en la cumbre europea del viernes para pedir a sus colegas comunitarios que expliquen por qué no están dispuestos a considerar otros nombres. Una maniobra que escenifica a la perfección la falta de apoyos de Reino Unido.

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, ya advirtió de que no se uniría a la Unión Británica anti-Juncker, siempre que éste se comprometiese a flexibilizar la política de austeridad económica. La relación de Londres con la canciller alemana, que siempre ha tratado de jugar a todas las bandas apoyando a Juncker y a su vez tendiendo la mano a Cameron para negociar los temas clave para Europa, tampoco pasa por su mejor momento.

Euroescepticismo alemán

El partido antieuro Alternativa por Alemania (AfD) ha logrado entrar en el Grupo de Conservadores y Reformistas, gracias al apoyo de los tories. Esta fuerza amenaza con arañar a los democristianos de Merkel sus votantes más derechistas. La canciller contaba con que los conservadores británicos, que en 2009 se salieron del grupo popular europeo para fundar esta fuerza de euroescépticos, bloquearan la entrada de AfD. Para desgracia de la canciller no ha sido así y Cameron, que había ordenado vetar a AfD, ha visto cómo su poder dentro del grupo que él mismo formó se diluye.

Un portavoz del partido conservador, que se confesó «decepcionado» por la votación, trató de curar heridas con Berlín:«Colaboraremos con AfD. Pero la CDU sigue siendo nuestro partido hermano en Alemania». Algo que en la práctica sólo se queda en buenas palabras ya que el AfD es el rival electoral directo de Merkel y, por supuesto, ha generado las previsible tensiones entre los dos aliados.

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