Hazte premium Hazte premium

Tony Blair: «Los inmigrantes no son el problema económico»

El ex primer ministro británico cree que la pregunta que deben hacerse en Escocia y Cataluña es «si serían más fuertes» en el contexto global, con un fuerte ascenso de China

Tony Blair: «Los inmigrantes no son el problema económico» ap

borja bergareche

Cada vez que abre la boca, muchos dan por hecho que quiere algo a cambio. Solo 48 horas después de la publicación de los resultados de los recientes comicios europeos, el exprimer ministro británico Tony Blair, de 61 años, se reunía en Berlín con Angela Merkel. En los últimos días, dice que ha hablado con «varios líderes europeos».

Y el lunes tomó el micrófono para dar un encendido discurso europeísta en un foro empresarial en Londres. Pero no quiere nada, dice. «No aspiro a ningún puesto europeo, ni formal ni informal». Así de tajante se mostraba en una entrevista después de su discurso con un reducido grupo de periodistas europeos, entre los que ABC era el único medio español. Dice cosas que apenas se escuchan en el debate público británico. Que «la inmigración no es el problema de Gran Bretaña». Y que «los británicos no son antieuropeos como muchos creen». Sale a la palestra porque cree que los británicos proeuropeos deben hacerlo.

Pero su alegato europeísta, inusual en las islas, defraudará a los federalistas en el continente. La UE que pregona tiene el centro de gravedad en el Consejo y es intergubernamental. Por eso, no entiende los separatismos.

—El Parlamento europeo quiere que Jean-Claude Juncker sea el próximo presidente de la Comisión Europea. David Cameron y otros líderes quieren evitarlo. ¿Es Juncker el hombre que necesita Europa?

—No quiero comentar sobre personas concretas. Deberíamos elegir a la persona más capaz de impulsar la agenda reformista que necesita Europa. Es un momento crucial para la UE. Los países de la eurozona están empezando a salir de las sombras de una dura crisis. Y existe una percepción común de que Europa debe reafirmar su finalidad esencial y hacer cambios en su funcionamiento.

—¿Existe alguien que cumpla con los requisitos del puesto? ¿Aceptaría Gran Bretaña que sea un federalista como el luxemburgués Juncker?

—Para Gran Bretaña será crucial que Europa tome una dirección claramente orientada hacia las reformas. Hay mucha gente preparada para actuar como un jefe fuerte y confiado del ejecutivo comunitario y para adoptar una agenda reformista del Consejo. Pero es el Consejo el que debe hacer propia esa agenda. Debería haber un Consejo Europeo especial para elaborarla. También es importante que los miembros de la nueva Comisión tengan el apoyo del Parlamento europeo. Y, francamente, el nuevo parlamento no va a ser fácil. En nuestros parlamentos nacionales tenemos grupos anti-establishment, pero muy pocos que lo que quieren es deshacerse de ese mismo parlamento.

—Describe la receta perfecta para una guerra con el Parlamento Europeo…

—Los líderes del Consejo tendrán que tomar nota de lo que han significado las elecciones. Las elecciones europeas representan un deseo de cambio y los líderes de la UE no pueden ignorarlas, eso sería un error. Lo que es necesario es que los europeístas lleven a cabo las reformas necesarias para que los antieuropeos no puedan usar esa falta de reformas para denigrar el proyecto europeo en su totalidad.

—¿A qué reformas se refiere?

—Debe tener dos partes. En la eurozona se necesita una acción decidida del Banco Central Europeo y de la Comisión para evitar la deflación y promover el crecimiento. Pero eso requiere que exista un acuerdo en la UE en su conjunto para profundizar y acelerar el programa de reformas en ámbitos como la política energética, la defensa o la lucha contra el crimen organizado y la inmigración ilegal, reformas que hagan que los propios europeos se sientan más congraciados con Europa.

—¿No comparte el argumento de que el Consejo debe respetar que el electorado ha elegido ya a uno de los candidatos de los partidos europeos para presidir la Comisión?

—Sinceramente, no creo que la gente en Europa tuviera realmente en mente que estaban eligiendo al presidente de la Comisión, debemos ser realistas en este punto. La ciudadanía no se siente conectada con el Parlamento Europeo como nos gustaría. Claro que debemos tener en cuenta quién ganó las elecciones, lo exigen los Tratados. Pero, al final, debe salir la persona mejor preparada para el puesto.

—¿Por qué ha salido a la palestra ahora? ¿Aspira a algún puesto europeo?

—Muchos se empeñan en decir que el hecho de que me manifieste sobre Europa tiene que ver conmigo. No busco ningún papel en la UE, ni formal ni informal. Digo literalmente aquello en lo que creo, de la misma manera que siento que el debate sobre el referéndum escocés es importante. Es importante que los proeuropeos levantemos la voz en Reino Unido. Si el gobierno actual sale reelegido tendremos probablemente un referéndum británico sobre la UE. Y el deber de alguien como yo, que cree en Europa y que pasó diez años asistiendo a consejos europeos, es salir a la palestra y exigir reformas en Europa desde una Gran Bretaña completamente anclada en Europa.

—¿Se imagina al Reino Unido fuera de la UE dentro de cinco años?

—Ya lo dije cuando se convocó el referéndum sobre la UE: no estoy a favor. El debate sobre Europa seguirá siempre. La pregunta es si es oportuno introducir en la agenda la posibilidad de que te vayas si no es porque vas a defender la salida de la UE. Una vez que lo convocas con la alternativa de quedarse o irse, debes ser capaz de imaginarte un escenario en el que te has ido. Creo que los británicos al final votarán por quedarse, y que entienden la locura que implica abandonar la UE, aunque nunca lo puedes asegurar.

—¿No es imparable el euroescepticismo en Reino Unido?

—No acepto que los británicos sean tan antieuropeos como dice todo el mundo. El hecho es que ningún líder ha ganado unas elecciones en Reino Unido con un programa basado en la hostilidad hacia la Unión Europea. Yo gané tres siendo claramente proeuropeo y las segundas, en 2001, las ganamos frente a un partido conservador con un programa anti-UE. Margaret Thatcher se presentaba en sus dos primeras elecciones como una proeuropea contra un partido laborista que entonces era antieuropeo. No creo que exista un excepcionalismo británico antieuropeo.

—¿Se arrepiente de no haber retrasado más la libre circulación para los ciudadanos de los nuevos Estados miembros cuando estaba en el gobierno?

—No creo que la inmigración sea el problema de Gran Bretaña. No creo que los polacos que vienen a este país sean un problema económico, y la prueba es que contribuyen en impuestos mucho más de lo que reciben en prestaciones sociales. Tenemos los mismos problemas que los demás países: en un mundo que cambia tan rápido, la cuestión es cómo preparas a tus ciudadanos para los nuevos puestos de trabajo en el mercado. Lo que la gente quiere son normas que regulen la inmigración, pero nunca debiéramos convertirnos en un país anti-inmigrantes. Los países más exitosos hoy día son los que han usado la inmigración de forma constructiva. La libre circulación de personas en la UE es una de las grandes ventajas del mercado único, es lo que permite que cientos de miles de británicos trabajen en otro país.

—Pero la percepción de la inmigración como problema fue uno de los factores más presentes en las elecciones europeas. ¿Cuál es entonces el fantasma que recorre Europa?

—Existen ansiedades, perfectamente comprensibles después de una crisis financiera. Y los líderes deben escucharlas. Pero lo que deben hacer es liderar y no sucumbir a la tentación de cabalgar la ira. En estas situaciones de ascenso del populismo hay dos tipos de política: la rabia y la respuesta. Y es mejor centrarse en la respuesta y no en la rabia porque, cuando comienzas a subirte a lomos del tigre de la ira, te lleva en direcciones que no puedes controlar. Claro que es necesaria una coordinación europea para evitar los abusos de la inmigración y abordar los problemas que generan ciertos sectores que no están debidamente integrados, pero no debemos permitir que eso derive en la idea de que la inmigración en sí es mala para Gran Bretaña.

—¿Tiene Europa un problema de falta de liderazgo?

—Ser líder en Europa hoy día es duro, más duro que cuando yo estaba en el gobierno. Alemania ha tenido que tomar decisiones muy difíciles, los bancos centrales han tenido que tomar decisiones difíciles, y aquellos países que han tenido que resolver el problema de su deuda, como España, con un programa de reformas han padecido niveles increíbles de sufrimiento. Ha habido mucho liderazgo en Europa, muchos líderes europeos han sido muy valientes. Pero ahora hay que tomar las riendas de la siguiente fase del desarrollo de Europa, asegurarse de que el crecimiento en la zona euro no sea anémico y hacer las reformas necesarias.

—En tiempos en que Europa necesita un liderazgo fuerte, ¿qué impacto tendría que dos Estados, España y Gran Bretaña, quedaran disminuidos geográficamente tras los referendos en Escocia y Cataluña?

—Constituye un gran reto para Europa, por eso me opongo a los separatismos. En lo que a Escocia se refiere, sería una tragedia y un error fundamental que los escoceses voten a favor de destruir su alianza con el resto del Reino Unido. Es importante que nos pongamos en el contexto general: un mundo cuyos equilibrios geoestratégicos van a ser radicalmente transformados por el ascenso de China y otros países. Y en Europa todavía no lo entendemos. Lo entendemos intelectualmente, pero no entendemos el cambio que va a suponer en el mundo. China tendrá una población que triplica a la de la UE y, en el momento que traduzca eso en un mayor peso político, la noción de que Gran Bretaña pudiera salirse de la UE supone darle la espalda a la Historia. La pregunta que deben hacerse los nacionalistas, y no soy un experto en Cataluña, es si van a ser más fuertes en este contexto global si rompen relaciones con ese ámbito superior con el que comparten tantas cosas, tanta Historia y tanta cocina.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación