Hazte premium Hazte premium

La Ucrania prorrusa ignora los acuerdos de Ginebra

Los insurgentes mantienen el control de edificios, carreteras y se niegan a dejar las armas porque desconfían de la palabra de Kiev

La Ucrania prorrusa ignora los acuerdos de Ginebra epa

mikel ayestaran

Una larga fila de vehículos espera a que un enmascarado subido a lo alto de una pila de neumáticos les de paso. Slaviansk se ha convertido en el bastión del alzamiento anti Kiev en la provincia de Donbass, al este de Ucrania, y su entrada está custodiada por una gran barricada presidida por la bandera tricolor rusa. Punto clave en la ruta que une Donetsk con Moscú y centro de la industria militar cuyo principal cliente es Rusia, esta ciudad de 100.000 habitantes situada 100 kilómetros al norte de la capital regional simboliza el fracaso del acuerdo alcanzado en Ginebra el jueves entre la Unión Europea, Estados Unidos, Rusia y Ucrania.

«Esto es un alzamiento popular, no obedecemos órdenes ni de Moscú, ni de Kiev, la lucha sigue», asegura un encapuchado a las puertas de un ayuntamiento cuyos accesos están protegidos por sacos terreros. En la vecina calle Lenin otra barricada cerca la comisaría de Policía y por la plaza central hombres armados uniformados, pero sin distintivos de ningún tipo, patrullan entre unos civiles que no terminan de creerse lo que pasa.

«Fue una sorpresa, nadie lo esperaba. Nos levantamos una mañana y aquí estaban. Con armas, barricadas, pancartas… y ahora los 100.000 vecinos somos presos de estos hombres armados», denuncia Vadim, profesor de Filología Ucraniana con el que la entrevista se realiza en una cafetería a las afueras de la ciudad. «Tengo mucho miedo, ya me han interrogado una vez y recibo amenazas. Esta gente no es de aquí, muchos de ellos son miembros del Berkut (fuerzas especiales disueltas por el Gobierno interino por su implicación en la matanza de febrero en la plaza de la Independencia de Kiev) llegados de Crimea y lo más gracioso es que dicen que están aquí para defendernos, ¿de quién? Los que aterrorizan son ellos», denuncia Vadim, que piensa que Slaviansk ha sido elegido como centro neurálgico del alzamiento «porque las autoridades municipales han colaborado».

Las calles están cortadas por más y más barricadas entre las que pasea la fotógrafa local Stela Khoraseva para quien «esto no es más que una reacción a los planes desruficadores de Kiev. Hay que defenderse de ellos y levantar la acampada en Maidán ya no es un gesto suficiente, la protesta no terminará hasta que caiga el gobierno ilegal». Un discurso similar al mantenido por los portavoces de la autoproclamada República Popular de Donetsk que desconfían de la palabra del Gobierno central y adelantan que no piensan abandonar los edificios ocupados ni entregar las armas, tal y como se firmó en Ginebra. En esta ciudad es donde más presente es el alzamiento, en el resto de lugares la protesta se limita a los edificios ocupados y a pocos metros la vida sigue de forma totalmente normal.

Aeropuerto rodeado

A pocos kilómetros de Slaviansk los paramilitares prorrusos controlan también el acceso al aeródromo militar de Kramatorsk al que cientos de soldados ucranianos llegaron la semana pasada para tomar parte en la operación antiterrorista lanzada por las autoridades para intentar sofocar la revuelta. «Somos del pueblo y este lugar estaba abandonado hasta ahora, nunca había habido militares. No hacen falta, aquí estamos los patriotas de verdad para defender a la gente», afirma uno de los jóvenes responsable del puesto de control en el que «los turnos son de 24 horas, no lo dejamos un minuto». No se ven armas a la vista, solo palos y algún cuchillo.

En el ayuntamiento de Kramatorsk la fotografía es la misma que la de los otros diez puntos del este del país con edificios ocupados. Una barricada corta el acceso, está izada la bandera de Rusia y jóvenes encapuchados vigilan la entrada. Pese a la presencia de la enseña rusa Ilia asegura que «Rusia y Europa tienen sus propios intereses y nosotros los nuestros, nadie puede venir a imponernos nada. Si en Kiev lograron el cambio con la movilización en la calle, ¿por qué no lo vamos a conseguir nosotros?», se pregunta este guardia espigado con el lazo de a rayas naranja y negro de San Jorge en la solapa de su chaleco antibalas sin placas.

Andrei sigue la conversación de cerca y, después de presentarse como «patriota de la URSS», denuncia que «los últimos 23 años han sido desoladores. Kiev trata a esta parte del país como una basura y ha desmantelado nuestras fábricas. Los jóvenes en paro son esclavos de la droga y el alcohol y los jubilados vivimos en la miseria». Para este trabajador del sector del metal de 61 años «la situación económica es el motivo principal del alzamiento anti Kiev, no la causa nacionalista».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación