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La crisis económica también se nota en la Semana Santa de Jerusalén

Los comerciantes se lamentan de que en la última década se han perdido peregrinos

La crisis económica también se nota en la Semana Santa de Jerusalén susana mendoza

susana mendoza

La crisis económica no perdona ni a la Semana Santa de Jerusalén . Los comerciantes se lamentan de que «cada vez acude menos gente» a la ciudad tres veces santa y «los que vienen apenas gastan». La tradicional procesión de Domingo de Ramos -que siempre comienza en el santuario de Betfagé y recorre el kilómetro que separa el Monte de los Olivos de la Ciudad Vieja- contó no obstante con miles de peregrinos y lugareños que se sumaron a la celebración.

Aunque se espera que este año Jerusalén se llene de peregrinos y visitantes judíos (coincide con la Pascua Judía), según datos del Ministerio de Turismo, de momento los comerciantes locales no se muestran optimistas sobre los ingresos de esta semana, tradicionalmente su «agosto».

«Otros años tenía que sacar mesas fuera y contratar a gente para que me ayudara, por que no daba a basto con tantos turistas», se lamenta el tendero de un ultramarinos cercano al santuario de Betfagé.

«Comenzó ya la procesión y aquí no entra nadie, ni a por agua»«Desde hace unos diez años, cada vez acude menos gente y los que vienen, no tienen mucho dinero para gastar. Estoy solo en la tienda, ha comenzado la procesión y aquí no entra nadie, ni a por agua», aseguró el hombre, que repite la queja que se ha convertido ya en un mantra entre los comerciantes de la zona.

La procesión que, junto con el Viernes de Crucifixión, es una de las celebraciones más importantes de la Semana Santa en Jerusalén, tenía más «calvas» que otros años. Entre la gente y las diferentes cofradías había más huecos que en otras ocasiones.

Este año se vieron banderas palestinas, que muchos integrantes de los grupos scout cristianos portaban junto a pancartas del Papa Francisco . Pero, sobre todo, a muchos peregrinos españoles.

«Ya vinimos en Navidad y queríamos asistir también a la Semana Santa», comentó Pilar, una peregrina de Madrid, que acudió a la procesión con toda la familia. «Todo cristiano debería venir una vez en la vida a Tierra Santa», añade. Para que nadie dudase de su procedencia, todos los miembros de la familia portaban banderitas de España y gorras con símbolos franciscanos.

Egiptos coptos

También viajaron a Jerusalén ciudadanos de Nigeria, Filipinas, México, Alemania y, sobre todo muchos polacos y rusos, ya que esta Semana Santa coinciden en el calendario la celebración católica y la ortodoxa. Un nutrido grupo de cristianos coptos egipcios se atrevió a desafiar la prohibición de su Gobierno de viajar a Israel, donde gritaban: «¡Somos egipcios!».

Muchos devotos decidieron emular a Jesucristo y enfundarse en una túnica para recorrer las empinadas calles del Monte de los Olivos, caminando descalzos a pesar del empedrado de la calzada. Aunque la semana haya empezado con poco tirón, los comerciantes confían en que el Viernes de Crucifixión y el Domingo de Resurrección se llenen más las calles de Jerusalén.

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