Una ganadora de Eurovisión, héroe de los opositores ucranianos

Lyzhychko entonaba cada noche el himno nacional ucraniano en la plaza de la Independencia de Kiev, «incluso enfrentándose a ataques inminentes de la policía y amenazas de muerte», lo que «fortaleció el movimiento y se convirtió en un símbolo de su compromiso con una Ucrania más diversa y comprometida», señala el Departamento de Estado en un comunicado donde explica el porqué del reconocimiento.

De hecho, la cantante siempre ha sido una gran activista política en el país. Mostró su apoyo público y participó activamente en los procesos democráticos que tuvieron lugar en el otoño de 2004 bajo el famoso nombre de la «Revolución Naranja», a la que dedico su sencillo «Dance with the Wolves». Declaró, además, su respaldo a Viktor Yushchenko durante las elecciones presidenciales ucranianas de ese año y a Yulia Tymoshenko en las de 2010. Sus aspiraciones políticas la llevaron, incluso, a ser miembro del Parlamento de Ucrania para el partido «Nuestra Ucrania».

Desde que comenzaron las manifestaciones para pedir la dimisión de Yanukóvich, la artista siempre ha estado presente en la calle, junto al resto de sus compatriotas. Hizo de portavoz, oradora y también musa para los que libraron el victorioso pulso a la élite gubernamental. No le tembló ni siquiera el pulso cuando decidió no participar en la gala de Eurojunior que se celebró a principios de diciembre en Kiev pese a que había confirmado asistencia y participó en los ensayos previos. «No puedo salir a un escenario a actuar como si no estuviera ocurriendo nada en mi país».

Queda ahora por saber si Ruslana cuenta con la aspiración política de ser presidenta del país o se conformará, como ha hecho hasta ahora, con ser un referente político además de musical en un país volcado con ella.