¿Tiene arreglo la enésima crisis política en Italia?
Si el pacto entre Renzi y Berlusconi tiene reflejo parlamentario la reforma electoral y del Senado podrían salir adelante
v. r. a
Desde la II Guerra Mundial Italia ha tenido más de 40 primeros ministros, con una media de un Ejecutivo cada veinte meses. El escenario actual presenta el componente añadido de que nos encaminamos al tercer primer ministro aupado al poder sin el respaldo de las urnas ... . En ese contexto, aunque se conozcan cuáles son las debilidades del sistema, es muy difícil acertar a saber si ésta va a ser la última crisis.
El problema de la ingobernabilidad no es tanto la ley electoral, ya que ésta contempla un bonus al partido mayoritario para garantizarle una mayoría en la Cámara de Diputados. El problema radica en que ese sistema no se replica en el Senado, órgano que tiene poderes y competencias similares. Así, mientras en la Cámara el Partido Demócrata alcanza la mayoría absoluta con algún que otro apoyo, en el Senado la situación es bien distinta.
Además, es en el Senado dónde los partidos tienen instalada su maquinaria territorial, haciéndose más evidente las diferencias entre familias y aparatos regionales. Ese es otro de los problemas de la estabilidad: los partidos no funcionan de manera unitaria , y las coaliciones con las que se presentan a las elecciones suelen resquebrajarse a la mínima diferencia.
Para la estabilidad se necesitan por tanto dos elementos: por un lado, la reforma electoral y del Senado y por otro que los partidos unitarios se comporten de manera más unitaria. Las dos condiciones significan un enfrentamiento entre la vieja y la nueva clase política.
¿Fraguará la alianza Renzi-Berlusconi?
Sobre la reforma electoral y el Senado, ¿qué posibilidades hay de que salga adelante? En principio, el pacto alcanzado entre Renzi y Berlusconi otorgaría la mayoría tanto en la Cámara como en el Senado. Pero hay que tener en cuenta dos factores: Ni Berlusconi ni Renzi controlan sus grupos parlamentarios. La escisión de Alfano en la filas de «Il Cavaliere» dio lugar a una nueva formación de centro derecha liderada por su antiguo delfín, Angelino Alfano. Aunque los fieles a Berlusconi siguen siendo mayoría, habrá que ver cómo se comporta Alfano. En principio, un reforma que potencia a los dos principales partidos no es favorable a los intereses de su nuevo partido de centroderecha.
Aunque Renzi ha transmitido un control férreo del partido , habrá que ver si puede extender su dominio a las filas del grupo parlamentario tanto en la Cámara como en el Senado. Otra incógnita es ver cómo funciona la alianza con Berlusconi con éste inhabilitado, teniendo que utilizar como interlocutor directo a un «hombre de paja».
¿Es factible la reforma?
Cuando la Corte Constitucional declaró la nulidad del actual sistema electoral, Italia entraba en la espiral de tener que realizar una reforma tan importante con un Parlamento muy fragmentado. Esa es la razón por la que el presidente Napolitano no quiere volver a las urnas hasta que no se apruebe la nueva ley. En dicha resolución de la Corte, se apuntaba al bonus de mayoría como uno de los puntos a erradicar. El acuerdo entre Renzi y Berlusconi no lo elimina, por lo que habrá que ver qué recorrido tiene.
La fractura de la izquierda
El enfrentamiento entre Renzi y Letta ha reabierto las tradicionales heridas de la izquierda italiana . Pero otra realidad subyace: el joven alcalde de Florencia se ha hecho con el control orgánico del partido, que no del grupo parlamentario, pues su órdago para derrocar a Letta contó en los órganos de la formación de centroizquierda contó con 136 votos a favor, 16 en contra y 2 abstenciones. Además es junto con el presidente Napolitano el político más valorado del país. No obstante, el problema puede surgir en los partidos coaligados a la izquierda del PD, que no parecen apoyar la reforma.
El Senado, la clave
Restar importancia al Senado, hasta el punto de convertirlo en una cámara de segunda lectura o incluso no electa como en Alemania, es una obsesión de Renzi para desactivar las estructuras locales de los partidos. Si la reforma sale adelante, y se pone en marcha una nueva ley electoral, podemos estar ante la última crisis, al menos desde el punto de vista de encadenar primeros ministros sin respaldo electoral. Sería entonces el momento de convocar unas nuevas elecciones con un sistema que garantice una mayoría sólida.
¿Tiene arreglo la enésima crisis política en Italia?
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