La UE encara un año crucial con la entrada de Letonia en el euro y la presidencia griega

Para empezar este 2014 fuegos artificiales y el azul característico de la UE que iluminará los principales edificios de Riga nos indicarán que Letonia ya es la segunda ex república soviética que se integra en la unión económica y monetaria europea, convirtiéndose en el decimoctavo país de la eurozona. Su entrada no tendrá efectos significativos en lo económico aunque, eso sí, tiene mucho de simbólico ya que refleja cómo siguen incrementándose el número de países que comparten la divisa europea a pesar de la grave crisis financiera.

Este 2014 también empieza con una Grecia que será la encargada de asumir la presidencia de turno de la UE. El primer ministro heleno, el conservador Andonis Samarás, ha sostenido que será «la presidencia de la esperanza» y su Gobierno ha fijado en cuatro los objetivos de Atenas para estos seis meses: la unión bancaria, la política de inmigración, la lucha contra el desempleo juvenil y la política marítima. Son, en definitiva, las claves que se debaten en Europa y que de algún u otro modo serán determinantes a la hora de votar el próximo mes de mayo. De hecho, la opinión general es la de que estas elecciones al Parlamento Europeo serán de las más seguidas desde los años 70, ya que se espera que muchos europeos reflejen con su voto su frustración con la crisis económica votando a partidos euroescépticos o de protesta. Con todo, desde la esfera política, según datos de la agencia Reuters, se habla de que el voto protesta podría llegar al 30%, lo que provocaría que hasta 250 de los 751 escaños de la Eurocámara fueran a partidos de ultraderecha o ultraizquierda, dificultando mayorías decisivas.

«Aunque las próximas elecciones europeas indudablemente serán un éxito sin precedentes para los partidos "antieuropeos populistas", el próximo Parlamento Europeo será un bastión de fuerzas europeístas y euroescépticos blandos, con todo el poder de aplicar su voluntad sobre una minoría de disidentes desorganizados», asegura en declaraciones a la agencia Reuters Cas Mudde, profesor auxiliar en la Universidad de Georgia y experto en partidos populistas de derechas.

Conscientes de la oportunidad que se les plantea, partidos como el francés Frente Nacional de Marine Le Pen y el populista holandés Geert Wilders ya han firmado una alianza con el objetivo de hacerse con un grupo político fuerte al que podrían sumarse parlamentarios de otros partidos extremistas del norte y este de Europa.

El resultado electoral en ese caso tendrá consecuencias diversas ya que este 2014 será el primero en el que los partidos habrán tenido que poner nombre a su candidato a presidir la Comisión Europea. No será el único cargo en el que influyan los votos, también marcará la renovación del presidente del Consejo Europeo o la Alta Representante de Política Exterior.

Más allá de las elecciones, este 2014 que comienza también será el año en el que la UE tiene ante sí el reto de consolidar la recuperación económica de la mano de factores clave como el progresivo final de los rescates y las negociaciones para avanzar en la unión bancaria, fiscal, económica y política.

«Siempre es un buen momento para profundizar en la integración europea. Me atrevería incluso a criticar que hayamos tenido que esperar a tener los problemas encima de la mesa para ponernos a trabajar en las soluciones. De hecho, se ha destapado un problema común de la gobernanza europea, y es la falta de una figura de liderazgo fuerte dentro de la Unión que dirija la política interior -y exterior- de la UE. Actualmente, problemas como los surgidos por la crisis económica deben esperar a las reuniones trimestrales del Consejo Europeo y los trabajos del Consejo (principalmente a través del ECOFIN) para ser debatidos por los Jefes de Estado y de Gobierno y sus Ministros de Economía. Esto, sin duda, es un problema, entre otras cosas porque las principales soluciones que se aportan, como ha sido en esta crisis, tienen su origen en las propuestas de uno o varios Estados miembros -generalmente aquellos con mayor poder político- que, no olvidemos, son tendentes a proponer políticas que benefician a su propio Estado por delante de los intereses propios y solidarios de la Unión», asegura a ABC.es Jorge Alexandre González, doctor en Derecho y colaborador de la Universidad Complutense de Madrid.

«En cuanto a la solución adoptada, trata precisamente de evitar el conflicto entre los Estados más necesitados y Alemania, promotora de la fórmula mixta finalmente adoptada. La Unión Europea será supervisor único de los problemas financieros de los grandes bancos (algo más de un centenar) a través del Banco Central Europeo; en cambio, los bancos menores (unos 6.000) seguirán regidos principalmente por los mecanismos nacionales de los Estados miembros. Se puede concluir que es una solución, y que siempre es mejor que no tener solución, pero creo no equivocarme si afirmo que se sigue sin trabajar desde una perspectiva europeísta del problema. Se manifiesta claramente que se sigue sin entender la Unión como un solo Sujeto y sí como un foro de encuentro de diversos sujetos cuyos intereses individuales son cualitativamente superiores a los del conjunto», añade González.

Hasta mayo no conoceremos cómo queda dibujada una nueva UE que comienza ya 2014 cargada de novedades.