La paranoica militarización de Eritrea marca la ruta hacia Europa
Naciones Unidas denuncia que la obligación de realizar un servicio militar indefinido es la principal razón de la huida del país de miles de eritreos cada mes
eduardo s. mOlano
Jugarse la vida con tal de no coger el fusil. La excesiva militarización de Eritrea es la principal causa de que entre dos y tres mil personas abandonen, cada mes, el país africano, según denuncia Naciones Unidas.
Como asegura la relatora de la ONU en la región ... , Sheila B. Keetharuth, la obligación de realizar un servicio militar indefinido (en lugar de los 18 meses que marca la ley) fue citado como la razón principal de los propios eritreos para abandonar su país de origen. «Este sistema mantiene a los eritreos en cautiverio en una situación de desesperación, lo que les obliga a tomar riesgos inimaginables en busca de libertad y un refugio seguro», aseguró la experta, tras realizar una gira por Malta y Túnez.
En virtud del artículo 8 del acta de proclamación de 1995, todos los ciudadanos eritreos de edades comprendidas entre los 18 y los 40 años tienen la obligación de realizar el servicio militar, que consiste en seis meses de entrenamiento en un centro de capacitación y 12 meses «plenamente activos». Sin embargo, los 18 meses resultantes es habitual que se amplíen de forma indefinida.
Y las consecuencias son inmediatas.
Según datos de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), solo el pasado año, 305.723 personas se vieron obligadas a dejar el país, con una media de entre 2.000 y 3.000 huidas mensuales.
Ya el pasado 3 de octubre, al menos 359 inmigrantes (la mayoría, eritreos) perdieron la vida tras hundirse una embarcación en la isla italiana de Lampedusa.
Sin oposición
Desde su independencia en 1993, al menos 10.000 presos políticos, buena parte de ellos sin acusación formal, han sido encarcelados por Asmara como parte de su cruzada para acallar a las voces críticas. Y en este sentido, especialmente llamativa es la red de prisiones con la que cuenta el país africano, centros de detención donde la tortura es ley de vida.
Poco o nada queda ya del país considerado, en los 90, ejemplo de libertad y lucha por la igualdad. Un régimen, cada vez más encerrado en sí mismo y donde se acrecienta la paranoia.
«Todos los medios de comunicación en Eritrea están en manos del régimen dictatorial. De igual modo, las comunicaciones por Internet se encuentran limitadas y controladas», aseguraba recientemente a ABC Isayas Sium , coordinador de un periódico clandestino de nombre «Meqaleh Forto», que ha comenzado a distribuirse en la capital de Eritrea, Asmara, doce años después de que el Gobierno del país africano prohibiera todos los medios de comunicación privados.
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