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Los partidos políticos derrotados en Alemania entran en una fase de zozobra

Algunos políticos de la oposición sueñan con impedir que Merkel forme nuevo Gobierno

Los partidos políticos derrotados en Alemania entran en una fase de zozobra afp

hermann tertsch

Quien menos se prodiga estos días en los medios alemanes es quien más manda. Después de comprobar que su arrollador resultado le había dejado a cinco escaños para la mayoría absoluta, Angela Merkel celebró y agradeció el resultado como fantástico, dijo que quería negociaciones para un Gobierno estable y después ya ha callado. Y se han puesto a hablar todos los demás. Unos han hablado para despedirse en el torrente de dimisiones que ha desencadenado el cambio más radical habido en la política federal alemana en muchas décadas en todo caso. Quizás el más profundo desde sus comienzos en 1949.

El último en decidir dejar la primera línea de la política ha sido Peer Steinbrück , candidato del SPD, el máximo rival de Angela Merkel, el último de momento en la larga serie de damnificados en su intento por vencer a la canciller. Otros han comenzado ya el pulso de declaraciones para comprometer a rivales, forzar voluntades, postular candidatos, ideas u opciones.

Está claro que antes de que Merkel pueda llevarle al presidente Joachim Gauck la lista de ministros con un acuerdo de gobierno van a pasar bastantes semanas y muchas cosas. Y algunas tendrán por único objeto precisamente intentar impedir que Merkel pueda ir al palacio de Bellevue con el nuevo Gobierno para su tercera legislatura. En el partido de los Verdes , después de los liberales del FPÖ el gran derrotado del pasado domingo, hay guerra total entre quienes no se han ido del todo, quienes aún no son nada y mucho esforzado pescador en río revuelto.

Crisis de identidad

En su congreso en Berlín ayer hubo de todo. Caído desde los altísimos sueños de resultados de más de 20% y de llegar a ser el segundo partido de Alemania a las modestísimas cotas de un dígito y cuarto partido tras la ultraizquierda, el partido eco-pacifista ha entrado en una crisis de identidad muy grave. Ya nadie puede ser más antinuclear que Merkel que ha acabado con esa energía en Alemania. Y difícil es perfilarse como pacifista cuando la jefa del Gobierno se niega a participar en iniciativa militar alguna. Ahora están a degüello muchos dirigentes para dirimir si son de izquierda o convendría ser un poco de derechas . Se echan en cara la campaña electoral, con ideas tan peregrinas como la implantación de día vegetariano obligatorio y la subida de impuestos. Y se reprochan hasta sus panfletos y arengas de hace tres décadas a favor del amor libre con niños, que estalló antes de las elecciones como un gran escándalo de pederastia. Entre los que creen que hay una posibilidad de impedir aún la tercera legislatura de Merkel está Özdemir , el dirigente de origen turco que llamó ayer a revisar el rechazo a los acuerdos con el partido Die Linke.

Este partido no acepta el freno a las deudas, ni la pertenencia a la OTAN ni muchos de los compromisos internacionales de Alemania. Aparte de su lealtad histórica a dictaduras comunistas pasadas y presentes que han determinado su condición de paria en el escenario político alemán. De romperse ese tabú que se mantiene desde que surgió Die Linke de las cenizas del partido comunista de la RDA, la situación cambiaría drásticamente. Así podría llegarse al acuerdo de SPD, Verdes y Die Linke y formarse entre los tres partidos de izquierda un frente contra Merkel que tendría mayoría en el Bundestag. También aboga por buscar un posible gobierno con Merkel. Son muchos los que temen que el partido de los Verdes ha podido entrar en una situación en la que, sin poder, pronto podría rozar la irrelevancia. Son grandes las zozobras porque grande ha sido el trauma de la desaparición de los liberales del FDP como partido parlamentario federal.

Frente popular

Las posibilidades de una especie de Frente Popular contra Merkel no tienen posibilidad alguna . Y aunque parte del aparato del SPD viera con buenos ojos poder establecer en el futuro alianzas con Die Linke en la política federal, saben que no es posible actualmente. Y que aun en situación extraordinaria, caer en esa tentación sería mortal para el SPD. Pero como recordaba ayer uno de los líderes dimisionarios de los Verdes, todos los partidos han de temer una repetición de las elecciones. Porque los únicos que pueden ganar de ello serían Merkel, que podría hacerse con la mayoría absoluta, los liberales, que quizás volvieran al parlamento con un voto solidario o compasivo, y el partido antieuropeísta Alternative für Deutschland (AfD) que se quedó a dos décimas de entrar al parlamento. Y esas elecciones las puede convocar Merkel si piensa que todo intento de formar gobierno está abocado al fracaso. De ahí que todos estén en el pulso. Pero todos también en la zozobra.

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