Aquí nacen los terroristas de mañana

Los Hermanos Musulmanes no son un grupúsculo de barbudos. Fueron la fuerza política más votada en las primeras elecciones democráticas de Egipto. Y a los millones de personas que se identifican con esa fuerza no se les puede ofrecer la represión como única alternativa . Han sido muchos los errores del expresidente Mursi . Fue un político nada dado a la conciliación y al diálogo, que es lo que necesita Egipto en estos momentos. Pero, pese a todos los errores de su líder, los islamistas de la Hermandad habían hecho una apuesta decidida por la vía democrática. Y si ahora se les ofrece el baño de sangre como única opción, no será extraño que algunos de sus militantes se inclinen hacia el terrorismo y las vías más radicales y fanáticas del islamismo.

En Occidente somos especialistas en cerrar los ojos y perseverar en el camino equivocado cuando se gesta el terrorismo del mañana, y en preguntarnos atónitos de dónde sale esa violencia fanática cuando nos golpea. Entre otros sitios, de las actuales calles de El Cairo.

Egipto es un país profundamente dividido. La división no solo afecta a golpistas e islamistas. Unos y otros también están divididos entre sí. Lo que necesita ese país es tender puentes. Alentar a los islamistas para que comprendan que una victoria electoral no es patente de corso para gobernar de espaldas a la mitad de su población. Y recordar a los laicos, que después de todo, por muy de modernos que vayan, no dejan de ser una minoría. Y que no es muy democrático aferrarse al poder a través de un grupo de militares golpistas y vender al resto del mundo que ellos son la vanguardia y el futuro. Triste futuro si va a seguir apoyado en un Ejército cada día más omnipotente.