Crece la tensión entre Egipto y Etiopía por la presa del Nilo

La Presa del Renacimiento permitirá la producción de 6.000MW de electricidad«El pueblo egipcio es paciente con todo, hasta que sus fronteras y vidas se ven amenazadas… en este caso permaneceremos unidos para arrancar la amenaza de raíz», dijo anoche Mursi ante miles de islamistas enfervorizados. Etiopía comenzó a desviar el curso del Nilo Azul, el principal afluente del Nilo, hace tres semanas para iniciar la construcción de la Presa del Renacimiento , un megaproyecto que permitirá la producción de 6.000 MW de electricidad a un país con enormes carencias de desarrollo.

Acuerdos de la época colonial

La presa supone todo un reto para los acuerdos que regulan la partición de las aguas del río , que datan de 1929 y 1959, y que otorgan todo su caudal a Egipto y Sudán, mientras que impiden al resto de países ribereños sacar adelante cualquier proyecto que pueda alterar el caudal del Nilo.

Una comisión internacional formada por técnicos etíopes, sudaneses y egipcios ha estudiado las repercusiones que la presa puede tener para los países en el curso bajo del río, y Adis Abeba ha asegurado a El Cairo que el proyecto no afectará a la cuota egipcia ya que no tiene previsto utilizar el agua embalsada para regadío. Egipto, sin embargo, sostiene que los informes realizados por la comisión hasta la fecha no son suficientes para evaluar el impacto de la obra y, según sostuvo ayer el presidente, los estudios realizados por otros técnicos independientes concluyen que la presa podría tener ramificaciones negativas.

El proyecto ha elevado la tensión entre ambos países, especialmente después de la reunión que Mursi mantuvo el pasado 3 de julio con miembros del gobierno y la oposición. En el encuentro, los políticos dieron rienda suelta a su imaginación a la hora de proponer posibles medidas contra Etiopía, algunas tan disparatadas como la de apoyar a los rebeldes etíopes contra su gobierno o que los servicios secretos egipcios boicotearan la construcción de la obra . En protesta, Adis Abeba llamó a consultas a su embajador en El Cairo.

«No queremos crear enemigos, queremos diálogo… y desarrollo para África », dijo ayer Mursi, quien culpó de la actual tensión con Etiopía al antiguo régimen de Hosni Mubarak y a la «falta de transparencia de aquella época» que, según el presidente, había relegado a los vecinos africanos. El mandatario quiso dejar espacio para el diálogo y la diplomacia y aseguró que Etiopía es, no obstante, un «Estado amigo». El ministro de Exteriores, Mohamed Kamel Amr, viajar á en los próximos días a Etiopía para tratar el asunto de la presa con las autoridades.

Cerrar filas

Aunque el proyecto se anunció hace dos años, no ha sido hasta este mes que se ha visto un progreso importante de la presa, que parece haber cogido por sorpresa a Mohamed Mursi. El presidente, que se enfrenta a numerosas críticas por parte de la oposición y que ha perdido muchos apoyos en el último año, no ha querido desperdiciar la oportunidad de mostrarse como un líder que une al pueblo contra un enemigo común. Grupos opositores, entre ellos «Tamarod» («rebelde»), una plataforma que busca recoger 15 millones de firmas para exigir la convocatoria de elecciones presidenciales anticipadas, han programado grandes manifestaciones contra Mursi y los Hermanos Musulmanes para el próximo 30 de junio , cuando se cumple el aniversario de su ascenso a la presidencia.