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El ascenso del antieuropeo UKIP augura un descalabro «tory» en las municipales

Los ultranacionalistas podrían convertirse en la tercera fuerza más votada en las elecciones locales celebradas en Inglaterra y Gales, detrás de laboristas y conservadores

El ascenso del antieuropeo UKIP augura un descalabro «tory» en las municipales reuters

ana mellado

El auge del partido nacionalista, euroescéptico y antiinmigración UKIP ha trastocado la política británica y amenaza con convertirse en la fuerza estrella de los comicios municipales celebrados en Inglaterra y Gales. Aunque resulta prácticamente imposible que alcancen el control de algún consejo municipal, el UKIP ha logrado completar sus listas con más de 1.700 candidatos (tres veces más que en las elecciones de 2009) y los sondeos le atribuyen un centenar de concejalías, lo que para este nuevo partido, supondría un éxito rotundo.

La emergencia del partido ultranacionalista, afianzado como la fuerza que aglutina las voces de protesta, ha encontrado en el desgaste de los "tories" su mejor baza para aspirar a convertirse en el tercer grupo más votado, ante el previsible descalabro del Partido Conservador en las elecciones.

Lo que un principio se presentaba como unas elecciones con una importancia muy relativa, ha adquirido unas dimensiones mayores, que sentenciaran en qué estado se halla cada partido de cara a las elecciones de 2015 y hasta qué punto las políticas antiinmigración y antieuropeos están calando entre los votantes.

"El 'establishment' está absolutamente aterrorizado ante lo que pueda pasar esta semana", proclamó con orgullo Nigel Farage, el líder ultraconservador del Ukip, ante las encuestas que le dan un 17% de preferencia del voto frente al 28% de los 'tories', el 38% de los laboristas y el 8% de los liberal-demócratas.

Humillación liberal

La presión del UKIP también preocupa a los liberal-demócratas por la humillación de verse relegados al cuarto puesto en porcentaje de votos y por supuesto, a los laboristas, que a pesar de los problemas de la coalición se ven incapaces de beneficiarse de la desgracia ajena y arañar ese voto de disconformidad hacia el Gobierno.

El partido de Nigel Faraje, que nació en 1993 con el firme objetivo de que Reino Unido abandone la Unión Europea ha encontrado ahora en el discurso antiinmigración su mejor filón en un momento en que el Reino Unido busca fórmulas para restringir la llegada masiva de extranjeros, sobre todo de cara a las previsibles oleadas procedentes de Rumanía y Bulgaria con el futuro levantamiento de las restricciones para trabajar en el Reino Unido.

El ascenso del UKIP está obligando a todos los partidos a rehacer sus agendas y aunque David Cameron se refirió hace tiempo a los militantes de ese partido como "un puñado de chiflados, lunáticos y racistas encubiertos" continúa endureciendo su política de inmigración. Incluso su compañero de coalición gubernamental, el líder liberal demócrata Nick Clegg, ha acusado al UKIP de estar arrastrando al primer ministro a posiciones cada vez más inclinadas a la derecha y citó como ejemplos sus medidas sobre Europa -al comprometerse a convocar un referéndum sobre la permanencia en la UE si gana las elecciones- y los recortes en el sistema del Estado del bienestar.

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