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Thatcher estuvo a punto de aceptar un acuerdo para evitar la guerra de Las Malvinas

Los documentos secretos desclasificados por Londres así lo revelen; el hundimiento del General Belgrano cerró el camino a la solución diplomática

Thatcher estuvo a punto de aceptar un acuerdo para evitar la guerra de Las Malvinas afp

marcelo justo

La dama de hierro no era tan férrea. Los documentos declasificados por el Archivo Nacional británico muestran que Margaret Thatcher estaba dispuesta a llegar a un acuerdo con Argentina sobre el status y soberanía de las Malvinas que evitara el enfrentamiento militar entre las dos naciones.

En contraposición a la imagen intransigente de Thatcher, cultivada tanto desde la izquierda como por la misma derecha thatcherista, las minutas sobre las reuniones del gabinete de guerra muestran que la primer ministro consideró como un “premio considerable” una solución diplomática discutida a solo dos semanas de la toma de las islas el 2 de abril de 1982.

En esta solución se proponía que Argentina estuviera representada en el Consejo gobernante de las islas y en una comisión interina que debería pronunciarse sobre el futuro de las Malvinas a fin de año, a cambio de retirar sus fuerzas militares. “La retirada de los efectivos argentinos se conseguiría sin necesidad de recurrir a una acción militar. Argentina ganaría representación en el comité interino y el consejo local y un compromiso de negociar el futuro de las islas, pero sin garantía previa de que el resultado de la negociación será una transferencia de soberanía. Es repugnante que un agresor obtenga algo de su agresión, pero parece un precio aceptable a pagar”, señalaba Thatcher en un documento declasificado con la rúbrica de “Top secret”.

El plan en cuestión era estadounidense. El gobierno de Ronald Reagan , que consideraba a la dictadura militar argentina como su principal aliada en América Latina, buscaba por todos los medios una solución diplomática que le evitara enemistarse con un régimen que consideraba clave en la lucha contrainsurgente regional por el asesoramiento que ofrecían a las fuerzas represivas en El Salvador o a los "contras" que buscaban derrocar al sandinismo en Nicaragua. Según las minutas del gabinete de Thatcher el principal obstáculo al plan era la intransigencia de la junta militar argentina. “El presidente Galtieri es un acohólico, aparentemente incapaz de pensamiento racional”, señalaban las minutas del gabinete de guerra del 22 de abril.

El hundimiento del General Belgrano y del plan de Paz promovido por el presidente peruano Fernando Belaúnde a principios de mayo prácticamente cerraron el camino diplomático, pero aún el 19 de mayo, dos días antes que las fuerzas británicas desembarcaran en las Malvinas, Thatcher le señaló al gabinete que en “un sincero intento de evitar el derramamiento de sangre, el Reino Unido no ha insistido en que se implementen totalmente todas nuestras demandas”. Las palabras de la primer ministro muestran su habilidad diplomático-política. El desembarco inclinaba la balanza militar a favor británico: mostrarse flexible le servía a nivel diplomático con Estados Unidos y en el mismo Reino Unido con su propia opinión pública.

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