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ESTILO IMPERIO PARA LA PRINCESA Desde que se anunció el embarazo de la Princesa de Asturias cada centímetro de su vestuario ha ido en aumento sin perder el lado práctico y funcional que marca su personal estilo POR BEATRIZ CORTÁZAR Fue el pasado mes de mayo, durante la inauguración de la Feria del Libro de Madrid, cuando se observó que el embarazo de la Princesa de Asturias ya empezaba a tomar forma en su delgada cintura. Esa mañana del día 27 Doña Letizia acudió al Retiro con un conjunto pantalón blanco que ya dejaba ver cómo se había «borrado» la cintura de la Princesa en su tercer mes de embarazo tal y como reflejaba la holgada chaqueta de Felipe Varela que permitía percibir cómo había aumentado sensiblemente el contorno de la esposa de Don Felipe.
A pesar de que hoy en día las mujeres embarazadas ya han dejado para el olvido los clásicos «pichis» y en su lugar lucen camisetas ceñidas, vestidos que marcan los bombos y diseños tan actuales como los que lllevan las no embarazadas, lo cierto es que la Princesa ha preferido apostar por la discreción y de ahí que haya utilizado una línea muy parecida en casi todos estos nueve meses. Sin estridencias ni riesgos, sin apuestas innovadoras ni guiños a las últimas tendencias. El estilo de Doña Letizia ha sido un tanto reiterativo: blusones de corte imperio para los actos oficiales, chaquetas a juego y pantalón, mucho pantalón, como único símbolo de modernidad en su vestuario. Las pocas faldas que ha lucido esta temporada han sido casi siempre para actos más protocolarios y los vestidos para las ceremonias a las que ha acudido como puede ser el bautizo de Irene Urdangarín o la boda de un primo de Don Felipe en Toledo. En estas dos ocasiones la Princesa eligió colores claros, del hueso al lila, que tanto le favorecen. Una de las primeras cosas que Doña Letizia cambió de su vestuario al quedarse encinta fue aparcar los altísimos tacones de Pura López que solía llevar para calzar unos zapatos mucho más cómodos de apenas tres o cuatro centímetros de tacón e incluso bailarinas planas, para sus salidas privadas. Así se la vio paseando por los alrededores de la casa de su abuela en Sardeu o cuando caminaba por Palma. Este verano a Doña Letizia tampoco se le ha visto en traje de baño. Los muchos «paparazzi» que se desplazaron a la isla en busca de esa imagen se quedaron con las ganas. La Princesa acudió a su cita en el mar con blusones blancos y con la misma visera sin logotipo que ya luciera en el verano anterior demostrando que es fiel a sus costumbres. Si hay algo que Doña Letizia no ha querido esconder en ningún momento es su tripita de embarazada. Desde los primeros meses optó por el corte imperio que parte justo debajo del pecho y deja volumen suficiente para el bombo. Ese estilo unido a las gasas vaporosas que ha usado en sus blusones hacía que el embarazo de la Princesa fuera más que sobresaliente. Ya se sabe que para gustos están los colores. Entre los momentos menos acertados del vestuario de la Princesa sin duda se encuentran los modelos que llevó a su viaje a Japón cuando los Príncipes tuvieron un encuentro con la Familia Imperial nipona. Nada que ver con el vestido que eligió para el bautizo en el Palacio de la Zarzuela de la hija de los Duques de Palma de Mallorca. Con la melena siempre lacia, pocas joyas y suaves maquillajes en el rostro que muchas veces ocultaban las molestías típicas de estos meses donde el cansancio hace estragos en las ojeras, la Princesa ha vivido su primer embarazo marcando las pautas de un estilo que ya la define. Colores pasteles, blusones para cualquier ocasión con pantalón y chaquetas de manga francesa con pocos botones marcan las líneas generales de un embarazo que ya es historia.
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