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UN EMBARAZO CON SOBRESALTO FINAL Salvo un pequeño susto que hizo pensar en un adelanto del alumbramiento la Princesa de Asturias ha vivido con naturalidad y sin complicaciones una gestación que apenas ha alterado su agenda oficial N. RAMÍREZ DE CASTRO Desde que se anunció su compromiso, la Princesa de Asturias ha desempeñado una intensa agenda de trabajo que apenas se ha resentido durante su primer embarazo. Sólo redujo el ritmo durante el último mes de gestación, cuando se encontraba más pesada y se produjeron las primeras contracciones que hicieron pensar en un posible adelanto del alumbramiento.
Salvo los pequeños problemas digestivos y las contracciones típicas del último mes, la progresión de su embarazo ha sido ejemplar. Se nota que Doña Letizia se ha cuidado mucho. Como mandan los manuales, ha engordado un kilo por mes, lo necesario para el correcto desarrollo del bebé. A partir del séptimo mes se le notó un volumen mayor que hacía pensar que el Infante iba a ser un bebé de gran peso. Sin embargo, no importa tanto la circunferencia de su cintura sino los 4,300 kilogramos que el Príncipe de Asturias pesó al nacer, un dato que podría augurar un parto difícil. Para la Reina se trataba del tercer parto, pero para Doña Letizia tener un bebé de gran peso en su primera gestación podía augurar una cesárea. Como hizo la Infanta Doña Cristina, la Princesa de Asturias ha practicado estos ejercicios durante la gestación. Roberto Blas, fisioterapeuta y profesor de Pilates, asegura que se trata de un ejercicio idóneo para las embarazadas porque tonifica y proporciona flexibilidad al cuerpo. Mantiene en buen estado la columna vertebral para evitar los dolores lumbares típicos de la gestación. Quien lo practica toma conciencia de su musculatura abdominal y del suelo pélvico, esencial para evitar problemas de incontinencia urinaria tras los esfuerzos del parto. También reduce el riesgo de prolapso y facilita el trabajo del parto, porque la mujer es más consciente de la musculatura que rodea la vagina.
Como en otros embarazos de la Familia Real, la incógnita del sexo del bebé se ha mantenido hasta el final. Para el equipo de Ginecología del Hospital Ruber Internacional de Madrid, que atiende a la Princesa de Asturias, no habrá sido un secreto porque desde la semana 15 se puede conocer con imágenes de ecografía. Es la primera vez que la tecnología ha permitido saber antes del nacimiento si el hijo de un Heredero de la Corona era niño o niña. Pero la revolución del diagnóstico por imagen nada ha cambiado. Con ecografías o sin ellas, la incógnita se ha mantenido hasta el final.
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