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«Los padres de un bebé sano pierden entre 400 y 700 horas de sueño y esto condiciona todo»

El afamado doctor especialista en sueño ha escrito, junto al ginecólogo Carlos Salvador y el pediatra Gonzalo Pin, la guía «Ser mamá,: El antes y el después»

Eduard Estivill es un doctor especialista en sueño EFE
Carlota Fominaya

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El libro escrito al alimón entre el doctor especialista en sueño Eduard Estivill, el pediatra Gonzalo Pin, y el ginecólogo Carlos Salvador, «Ser mamá: El antes y el después» , está pensado para vivir las experiencias anteriores y posteriores al parto con tranquilidad y confianza. La intención de juntar la experiencia de estos tres profesionales es precisamente esa: aportar datos científicos de cada especialidad en un lenguaje lo suficientemente claro, de forma que aporte seguridad a las mujeres en esta época de su vida. «Queremos aportar nuestro granito de arena para que estas sean capaces de disfrutar de la maternidad que, aunque a veces no es tan bonita como la pintan, en global debería ser altamente positiva» , comenta Pin, pediatra y coordinador de la Unidad de Pediatría del Hospital Quirón Salud de Valencia.

Porque, y en eso coinciden los tres, el mayor miedo de una madre reciente es la «inseguridad». «El patrón de las familias ha cambiado mucho —prosigue este experto—. Ya no tenemos presente la experiencia de generaciones anteriores. Hasta la mitad del siglo XX convivían hasta tres en un hogar: Recién nacido, madre y abuela solían estar bajo el mismo techo. Esto daba lugar a muchos problemas pero también a una transmisión de conocimiento y opinión que hoy no existe».

Gonzalo Pin, pediatra y director de la Unidad del Sueño en la Clínica Quirón de Valencia

Y que erróneamente, advierte, «tratamos de subsanar buscando en Google. Hoy estamos muy preparados para ser buenos profesionales pero nadie nos prepara para ser padres». Por eso una de las ideas del libro es precisamente, «ayudar a las madres a que vivan con más seguridad las cosas». «Que no nos creamos todo lo que dicen tampoco las revistas de que al día siguiente de haber parido las madres tienen un tipazo de narices. Hay que adecuarse a la realidad», insiste Pin.

La falta de sueño puede ser letal

Así lo corrobora Eduard Estivill, quien apunta que hay un exceso de opiniones en internet. «De opiniones respetables, pero que hay que intentar contrastar. Al contrario que lo que un lector se encontrará en este libro: Medicina basada en la evidencia. Ponemos en palabras fáciles conceptos médicos contrastados que no pueden ser rebatidos, por ejemplo, el de la falta de sueño y sus terribles consecuencias». Porque como dice Pin, «hay un condicionante que se suele obviar, y es que los padres de un niño sano pierden entre 400 y 700 horas de sueño . Y no solo las absolutas. También pierden el ritmo, lo que indefectiblemente altera la capacidad para controlar sus impulsos. Su irritabilidad, su humor general, se altera», explica.

«El sueño polifásico de la mujer embarazada (dormir a trocitos) se convierte en sueño trifásico (con despertares cada tres horas), y esto tiene unas consecuencias terribles porque conlleva alteraciones físicas (hormonales, por ejemplo) y psíquicas (dificultad de concentración, pérdida de memoria, depresión...)». El consejo de este doctor es que las mujeres durante el día «no aprovechen para hacer recados, sino que traten de dormir los mismos periodos de tiempo que duerme el niño para mitigar de esa forma la falta de sueño», propone Estivill. «Que tiren de la abuela, la suegra, la vecina o sus hermanas. Y por supuesto, de los maridos. Hay que turnarse con la pareja», sugiere.

Críticas al colecho

Dormir, continua Estivill, «es de las cosas más importantes que podemos hacer para seguir viviendo . Tanto es así, que se muere antes una persona de sueño que de no comer ». En realidad, prosigue, «si hacemos las cosas bien, a partir de los tres meses podemos enseñar al niño a dormir. Hacia esa época los bebés ya solo necesitan una pausa nocturna cada seis horas y eso la mamá lo agradece mucho ».

Eso, añade, «sin recurrir al colecho. No, no y no. Bajo ningún concepto. Y no porque lo digamos nosotros, sino porque lo dice la Sociedad Americana de Pediatría. Dormir con los niños en la misma cama hasta los 10 o 12 años, como hacen algunas familias, puede derivar en una serie de implicaciones tanto físicas como mentales para los pequeños. Cuando son muy pequeñitos, puedes llegar a aplastarlos y asfixiarlos sin darte cuenta. Y para la pareja, porque es como no tenerla», puntualiza.

Carlos Salvador, ginecólogo y uno de los coautores de «Ser mamá: El antes y el después»

La recuperación de la mujer será mejor si, además de dormir, se ha cuidado antes y después del embarazo, apunta el doctor Carlos Salvador, ginecólogo especialista en control del embarazo y uno de los coautores de este libro: «Esto suele ser una batalla para los ginecólogos, aunque cada vez la mujer es más consciente de que hay que cumplir unas normas básicas que beneficien al embarazo y no solo los tres últimos meses, sino desde que toma conciencia de su estado». Para este doctor, como para los otros dos, «que la mujer tome este proceso con naturalidad es básico, y para eso debe servir esta guía que hemos escrito. Se trata de una información que a ella le debe dar confianza y le haga sentirse cómoda y confiada». Volviendo a la experiencia, recuerda Pin, «es como cuando con el primer hijo todo es un "ay", y con el tercero apenas levantas un poco la ceja para mirar a la cuna», concluye.

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