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PADRES E HIJOS

Hoja de ruta para el primer año del bebé

A lo largo de estos meses realizará enormes progresos físicos, cognitivos, sociales y afectivos

S. F.

El primer año de vida es una etapa única en la vida de cualquier ser humano ya que a lo largo de estos meses realizará enormes progresos físicos, cognitivos, sociales y afectivos que no volverán a darse en ningún otro momento evolutivo, al finalizar esta primera etapa podrá ser capaz de andar, de iniciarse en la comunicación y de realizar pequeñas actuaciones con cierta autonomía. Por ello, es importante que los padres tengan muy claros algunos consejos básicos que deben tener en cuenta durante este primer año de vida. La cadena de escuelas infantiles Chiquitín, expertos en educación infantil, ha elaborado un decálogo de consejos básicos para este primer año de vida, que resume su directora de Pedagogía Ana Muñoz:

1. ¡Mímame! Durante el primer año, es tan importante el afecto como el alimento. «El afecto ofrece a los bebés seguridad y una valoración positiva de sí mismos», sostiene Ana Muñoz. «Coger a los niños en brazos, mimarles, responder con cierta inmediatez a su llanto no es, pese a lo que se cree, mal acostumbrarles, es demostrarles que son queridos y que pueden confiar en nosotros». Es ayudarles a que la vida sea más predecible y por tanto se sientan seguros para continuar aprendiendo y avanzando en su desarrollo.

2. Establecer rutinas: Cada cosa a su tiempo.- Las rutinas son importantes durante los primeros años ya que proporcionan orden y seguridad permitiendo a los niños prever acontecimientos, ofreciéndoles un entorno sereno y de protección. Además, afirma Ana Muñoz, «favorecen la diferenciación de los distintos momentos del día. Eso sí, establecer rutinas no puede significar estructurar cada minuto».

3. Los bebés y el movimiento. Nuestro sistema nervioso viene preparado para, a través del desarrollo sensoriomotor, favorecer la maduración y la organización cerebral. Por esta razón, es muy importante favorecer que los bebés pasen por todas las etapas de desarrollo en orden y siguiendo su propio ritmo. «Levantar la cabeza, voltear, reptar, sentarse, gatear, ponerse de pie, andar, cada una de ellas ofrece beneficios neurológicos, conductuales, físicos y emocionales por ello, es esencial fomentar todas las etapas, respetando cada el tiempo de maduración del bebé».

4. Jugar y aprender en el suelo. El mejor espacio de aprendizaje es el suelo a partir de los tres o cuatro meses, cuando se inicia el volteo. «Si además les acompañamos en este nuevo espacio y les ofrecemos juguetes, objetos y pequeños retos, les ayudaremos a iniciarse de forma autónoma en el movimiento y desplazamiento», asegura Muñoz.

5. Sin prisa... Cada bebé es único y no debe ser comparado con ningún otro, ni siquiera con lo que por edad cronológica "debería" hacer. «No es importante lograr un aprendizaje cuanto antes, sino con todos los pasos previos finalizados y automatizados (antes de andar hay que voltear, reptar, gatear, sentarse*)».

6. Pero sin pausa. Tan importante como respetar el ritmo evolutivo de los bebés, es evitar todo aquello que frena su desarrollo. «La utilización excesiva de tronas, hamacas, carritos e incluso parques infantiles limitan el movimiento de los niños».

7. ¡Mirad lo que hago! Es importante observar a los bebés durante espacios cortos de tiempo e intentar ser objetivos. «Observar a los bebés ofrece excelentes pistas sobre su estado de desarrollo y permite detectar aquello que más le llama la atención, para así proponer juegos adaptados a sus intereses».

8. Estimular pero sin excesos. La estimulación sensorial, principalmente del tacto, vista y oído es fundamental para el desarrollo del bebé pero debe ser ajustada sus gustos. «Es importante no caer en la sobreestimulación y plantear pequeños retos que sean asequibles y puedan superar con facilidad, para favorecer así su interés por aprender».

9. Aprender jugando. son muchos los juegos tradicionales de bebés que satisfacen objetivos pedagógicos. «Así, juegos como el "caballito", favorecen la sensación de equilibrio/desequilibrio, los "cinco lobitos" ayudan a la integración de sus manos en su esquema corporal e integran el ritmo o el "cucú tras" favorece la comprensión de la permanencia del objeto», explica la profesional infantil.

10. Háblame, pero no como si fuera un bebé. El lenguaje debe ofrecerse con la mayor frecuencia posible un modelo correcto, no infantilizado, «es decir, sin caer en el error de disminuir nuestro lenguaje verbal porque el bebé aún no nos contesta», afirma la directora de estas escuelas.

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