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Mi hijo es el más bajito de la clase

Estos son los centímetros que deben crecer los niños según la edad

Mi hijo es el más bajito de la clase fotolia

m. j. pérez-barco

La altura de un hijo es uno de los motivos más habituales por los que los padres acuden a las consultas de pediatría. Sobre todo cuando existen sospechas de que el niño se encuentra en una talla más baja de lo que le corresponde a su edad, algo que obsesiona a muchos progenitores al comparar a su hijo con los compañeros de clase. «Preocupa más la talla baja —afirma el doctor Fernando García, que atiende una consulta de endocrinología pediátrica en el Hospital Sanitas La Zarzuela—.Normalmente, la talla alta está socialmente más aceptada. Pero los padres se preocupan no sólo por he hecho de ver a su hijo bajito, sino también porque pueda deberse a alguna causa patológica».

A pesar de que la altura de un niño es una de las principales preocupaciones de los padres, se ha comprobado que pocas veces los problemas de talla baja suelen estar causados por una patología endocrina de base. Los problemas por los que un niño tiene una estatura más baja se suelen deber a dos causas, como explica el doctor García: bien porque así es su talla familiar, es decir que sus padres también son bajos, o incluso sus abuelos. O bien porque sufra un retraso del crecimiento «que por su genética crece más tarde», explica el pediatra. Se trata de niños que crecen más tardíamente, y tendrán la pubertad dos o tres años más tarde que los demás. Por ejemplo, estas niñas tendrán su primera menarquía sobre los 14 y 15 años, cuando lo habitual es sobre los 12 años. Y los niños desarrollarán la pubertad sobre los 16 y 17 años, en lugar de entre los 13 y 15 como la mayoría. Suelen ser niños que tienen un parón de crecimiento entre los doce y 24 meses, y luego siguen creciendo. Y se encuentran por debajo de un percentil 3 en estatura».

Conocer la edad ósea

A partir de los cuatros años y según la historia clínica del niño, los pediatras ya se empiezan a plantear si es necesario realizar un seguimiento de cómo va creciendo el pequeño. Lo más habitual es que especialista realice un cálculo de la edad ósea para comprobar si el grado de desarrollo de sus huesos corresponde con su edad cronológica. Esto se hace con una radiografía de la mano y de la muñeca izquierda del niño. Con esta prueba el pediatra también puede realizar un pronóstico de cómo será la altura de ese niño teniendo en cuenta también la estatura de los padres.

«Hay que preocuparse cuando el niño tenga un parón de crecimiento durante todo un año»

Pero lo más importante, como señala el doctor García, para detectar cualquier problema en la estatura de un niño es seguir la velocidad de crecimiento. «Un padre debe preocuparse —dice el pediatra— cuando hay un parón en el crecimiento, es decir que el niño no ha crecido a final de año la media que le corresponde según la estatura de sus padres».

Uno de los tratamientos que pueden aplicarse por indicación de un endocrino infantil, y bajo la supervisión de un comité de expertos, es la hormona del crecimiento, un medicamento no exento de polémica que, además resulta carísimo si no lo cubre la Seguridad Social. Sin embargo, «es un tratamiento muy seguro y eficaz —afirma el pediatra—. Hay bastantes estudios que acreditan que con esta hormona el niño incluso crece más de la altura prevista». El tratamiento suele iniciarse sobre los 8 y 1o años en niños y sobre los 10 y 11 en niñas, hasta los 14 y 15 años. Y los endocrinos infantiles se lo plantean cuando su pronóstico es que el niño alcance como máximo 1,65 cm de altura y la niña 1,50. Estas son consideradas tallas bajas. De hecho, la estatura media de la población española es de 1,78 cm para los hombres y 1,64 para las mujeres.

La mejor que pueden hacer los padres para favorecer el cremiento de sus hijos es llevar una vida sana, tener un sueño nocturno reparador (de unas diez horas para los pequeños), mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio. «Habrá niños que puedan estar una hora en el parque ejercitando todos su cuerpo y otros que tendrán que ir a natación o a fútbol para moverse», señala el pediatra. Hay tres curiosidades que indica el doctor: la fiebre favorece la secreción de la hormona del creimiento, así como hacer ejercicio y, sobre todo, dormir.

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