«Nos culpan por no haber abortado a nuestras gemelas»

Ella estaba en el ecuador del embarazo y la solución propuesta en casa fue ir a Londres. «Allí es posible abortar con 22 semanas. Yo estaba de veinte», recuerda estremecida Ángela. Perdidos, fueron llevados a un centro de Planificación Familiar , donde, aseguran, «nos trataron muy fríamente». Solo levantaron el teléfono y les pidieron hora en una clínica de Madrid: «Id preparando todo para este domingo», les dijeron. Sin saber muy bien qué hacer, acudieron a la cita concertada con el centro, donde Ángela tuvo que enfrentarse a la decisión más valiente de su vida. «Me vi en una camilla, sola en una habitación, y de pronto decidí levantarme e irme de aquel lugar siniestro». Fue entonces cuando la pareja acudió a su Centro de Salud y empezaron los controles rutinarios, y las sorpresas. No solo estaba embarazada, sino que era por partida doble. En aquel momento, el padre de esta mujer prometió que, mientras él viviera, ni a ella ni a lo que viniera a su familia les faltaría de nada.

Tres meses después, en mayo de 2011, nacieron las gemelas, Eva y Esther. A sus tres años, no paran de jugar alrededor de sus padres, felices. «Junto con mi mujer, mis hijas son lo mejor que me ha pasado en la vida. Me sonríen cuando más lo necesito.... ¡Y algunos se lo querían perder!», dice el padre. La Fundación RedMadre es la segunda familia de esta pareja. «En aquella época fue la primera. Ellos nos abrieron su corazón y, a día de hoy, nos siguen ayudando». «En este sentido, creo que en lugar de tanta apología del aborto lo que debería exisitir son más opciones , información de cómo conseguir apoyo psicológico y económico, o de cómo dar el niño en adopción... Todo menos impedirles nacer». «Nosotros sentimos que todavía muchos nos culpan por no abortar . En el parque nos miran raro, algunos nos dicen que somos muy jóvenes para tener hijos, y que qué hemos hecho con nuestras vidas».