Especial comunión 2013: el papel de los padres

En los últimos años la celebración de la Primera Comunión se organiza como si de una boda se tratara: numerosos invitados, carísimos vestidos, grandes banquetes, muchos regalos... Lo cierto es que el sentido del sacramento, como acto religioso, ha ido cediendo paso para convertirse en un acontecimiento social en vez de un encuentro sencillo y familiar.

Tanto es así, que hay niños que cuando llegan a la Iglesia no entienden muy bien la celebración de la que se han convertido en protagonistas por un día. «Al igual que en la educación escolar, muchos padres descargan la función de formarles en el pensamiento espiritual a los catequistas, olvidando que precisamente los padres son los que deben reforzar las enseñanzas que les están ofreciendo fuera de casa —asegura el Padre Ángel, fundador de Mensajeros de La Paz—. Los padres deben explicarles que la Primera Comunión supone la presencia de Jesús en todos los hombres y de manera muy especial en los pobres, los presos, los desfavorecidos...».

La excusa de los padres es que están dem asia do ocupados elegiendo el menú, viendo vestidos, buscando un fotógrafo, preparando las invitaciones, haciendo las pruebas de peinado a las niñas, seleccionando los recordatorios... Y, ni palabra del sentido religioso y espiritual, lo que ayuda a que los niños asocien la Primera Comunión con una gran fiesta.

«Que los niños relacionen este día con el regalo y la fiesta es importante, pero el objetivo también lo es: que se acercan a Jesús. Y por eso, este acontecimiento lo rodeamos de elementos motivadores —regalos, banquete...—, pero ninguno debe primar sobre conocer a Jesús», explica Miguel Ángel Núñez, parróco de la Parroquia Nuestra Señora de Las Rosas.

Este párroco añade que los niños aprenden por imitación. «Es recomendable que los padres reflexionen sobre la vida que realizan y se fijen en si hacen una bendición de la mesa antes de comer o una pequeña oración antes de dormir o acuden a la Eucaristía. De esta forma los niños, desde pequeños tendrán referencias de Jesús. De lo contrario, lo percibirán como algo ajeno, y solo lo relacionarán con el día que hicieron en su Primera Comunión, o cuando van a misa porque ha fallecido un abuelo».

Aunque esta situación está muy patente en muchas familias y los padres se dejan llevar por la organización del evento, «lo cierto es que —quizá con motivo del sentimiento de solidaridad que ha despertado la crisis económica— cada vez nos encontramos con más casos de padres que deciden hacer una celebración más sencilla, alquilar los vestidos y dar el dinero que se ahorran a asociaciones que ayudan a las personas más desfavorecidas —explica el Padre Ángel—. Hemos visto niños que han llevado a otros niños sin recursos regalos que tenían repetidos. Es más, hay padres que incluyen en las invitaciones un número de cuenta para que los invitados ingresen allí el dinero que pensaban gastarse para el regalo, y así destinarlo a las personas que no tienen nada para llevarse a la boca».