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Familia

Doulas, mujeres que ayudan emocionalmente a las que han dado a luz

No hay momento más vulnerable en la vida de la mujer que el inmediatamente posterior al parto. La doulas serán su soporte

Doulas, mujeres que ayudan emocionalmente a las que han dado a luz

Gema Lendoiro

El mundo del marketing y de las películas se ha encargado de trasmitir que la llegada de un bebé es una estampa de buenos olores, sensaciones, alegría y felicidad y fuegos artificiales. Pero la realidad suele ser muy diferente. Curiosamente, la mayoría de la gente se centra en el bebé, algo lógico teniendo en cuenta que es el nuevo protagonista de la familia. Pero existe alguien tan importante como el recién nacido y ése alguien es la mamá. Puede que no haya momento más vulnerable en la vida de la mujer que los inmediatamente posteriores al parto. Hay tanta mezcla de emociones, las hormonas haciendo de las suyas con los sentimientos, la felicidad por haber sido madre (da igual si es la primera o la sexta), el cansancio después del parto, el dolor físico…todo es una montaña rusa de emociones y sentimientos encontrados y no todo el mundo sabe gestionar bien o de manera acertada sus emociones.

Llegada a casa

Lo peor llega cuando se aterriza en casa y ya no hay expertos alrededor como en el hospital que aconsejan, ayudan…(a veces es incluso mejor pero ese es otro cantar). Si el padre se tiene que ausentar para reanudar su trabajo es el momento de que la madre se enfrente al peligro por primera vez. La gente tiene a pensar que lo que la madre más necesita es ayuda física (que también), en la casa, con el niño, pero lo que de verdad suele necesitar una madre recién parida es alguien que la escuche con cariño, amor, comprensión y entrega porque muchas descubren que lloran sin motivo, que no entienden esa tristeza que, de repente, las supera y que, además, se sienten culpables por hacerlo. Una persona amiga, amable y atenta que les dé un abrazo cálido y que le recuerde que lo que ha hecho es un acto maravillosamente natural, que le explique que se siente triste porque sus hormonas le juegan esas malas pasadas y que no debe sentirse culpable porque ha hecho algo grande. Muy grande, ser madre. A veces es mucho más efectivo para la recuperación de una madre unas palabras llenas de cariño y entendimiento, unos abrazos, protección y mucho apoyo emocional que una señora que viene y te deja la casa limpia como una patena.

Amor, comprensión, cuidados, mimos, que la escuchen, que le den su hombro…esas son las cosas que requiere una madre recién parida. Y lo que no necesita son consejos porque lo que está haciendo lo está haciendo mal, visitas inoportunas para criticar todo lo que hace o llamadas constantes para contar cosas intrascendentes.

Antiguamente las mujeres se trasmitían unas a otras los conocimientos sobre todo lo referente al recién nacido. Y todo sin apoyarse en grandes teorías, simplemente se explicaba cómo aunque muchas veces no sabía por qué. Las mujeres formaban una tribu en aquellas comunidades a las que pertenecían. Tras la revolución industrial, el nacimiento de las grandes ciudades y, muy especialmente, la llegada de la incorporación en masa al trabajo de la mujer, han ido eliminando aquello que era tan nuestro y que tanto nos pertenecía.

Vuelta a los orígenes

Desde hace unos años se ha invertido la tendencia y ésta consiste en volver a los orígenes, a hacer las cosas con pausa, con tiempo, justo lo que se requiere tras un parto, tanto para el bebé como para la mamá. Ha calado muy profundamente que una está como nueva después de parir y puede que aparentemente lo esté, pero el cuerpo por dentro requiere su tiempo (un año) para poder recolocarse y el alma de la mamá, por mucho que parezca fuerte, también necesita de un tiempo, de un trabajo de apoyo.

A muchas mujeres (a prácticamente la mayoría) les invade una sensación de dependencia absoluta con su cría. Y esto a algunas las desconcierta porque no entienden muchas veces ese nuevo «yo». Sienten que son otra persona. Unas encuentran en esta sensación una profunda realización personal, otras no entienden qué les está pasando y se sienten desconcertadas, perdidas. Es por eso que es tan importante leer libros, informarse de qué supone ser mamá. Pero no sólo los que te dan consejos de cómo lavar el culito del bebé, o qué marca de pañales usar, sino los que van directos a expresar las emociones, el increíble cambio que en el cerebro se produce. La naturaleza hace las cosas bien. Somos mamíferas y lo normal es que cuando nazca tu bebé sólo desees estar a su lado. Muchas mujeres no entienden que su entorno no las entienda. A veces se escucha decir: «tienes que disfrutar también de ti, déjanos al bebé y sal a despejarte».

Generalmente se hace esto desde el cariño y las ganas de ayudar pero no siempre todas las madres desean separarse de su bebé y esto a veces no saben cómo expresarlo, tienen miedo a parecer desagradecidas. El mundo impenetrable que se crea entre una madre y su bebé recién nacido, un mundo en el que apenas cabe nadie, no todo el mundo es capaz de comprenderlo y esto puede generar muchas tensiones. Muchas veces dentro del seno de la familia.

Descifrar emociones

Existe una figura profesional que retoma los orígenes de todas estas cosas, una mujer que apoya a las mujeres a pasar por esto y que no es excesivamente caro contar con ellas. Son las llamadas doulas. Hemos querido hablar con Montse Cob . Actualmente prepara un programa que se emitirá próximamente en divinity, Bebé a bordo, en el que visitará casas de mujeres que acaban de dar a luz y a las que ayudará en temas tan peliagudos como dar el pecho (muchas desisten porque creen que no pueden y casi siempre es por falta de información y apoyo), descubrir las emociones, ayudar a descifrarlas. Explicarles en qué consisten esas emociones por las que pasan, cómo gestionarlas…Esto es lo que le hemos preguntado.

¿Qué es una doula?

En la actualidad esta palabra se refiere a una mujer experimentada en partos, sin formación académica específica, que proporciona información continuada y acompañamiento físico y emocional a la madre, antes, durante y justo después del parto. La palabra Doula proviene del griego y denominaba a la esclava o sirviente principal en una familia de la Grecia antigua; esta mujer era la que probablemente ayudaba a la señora de la casa durante los partos

—Desde su punto de vista, ¿en qué están peor informadas las mujeres acerca de la maternidad?

—Probablemente de la «revolución» que implica un bebé en casa; El postparto. Hay muchos libros que detallan punto por punto «qué esperar» durante el embarazo y el parto. Pero, muy pocos, que plasmen la realidad del postparto: Un bebé absolutamente dependiente, la lactancia «no tan evidente», el cuerpo tan turgente en el embarazo ahora muy poco reconocible por nosotras mismas, bombardeo de opiniones externas…Es un periodo de transición con muy poco apoyo emocional y muchas críticas. Mujeres que sienten una soledad tremenda y poca empatía y no pueden llegar a conectar con su instinto. Sí, nos falta una red de mujeres experimentadas que nos den apoyo en el posparto. Aquí aparece la figura de la doula.

—¿Cree que es necesario que las mujeres miremos hacia dentro de nosotras mismas y volvamos a la esencia de la maternidad, a aquella que nos permitía criar sin las presiones externas del trabajo?

—Sin duda. Pero, necesitamos unos ingredientes específicos para que esto pueda ocurrir: Una conciencia social sobre las necesidades básicas de los bebes y sus madres. Cada vez hay un abanico mayor de guarderías en lugar de una mayor baja maternal. La Asociación Española de Pediatría recomienda seis meses de lactancia materna exclusiva por sus incomparables beneficios en la salud del bebé.

—Sin embargo, las bajas maternales se reducen a cuatro meses tras el parto (16 semanas). Algo no cuadra. ¿Cómo una mujer puede mantener la lactancia de forma exclusiva y compatibilizar una vida profesional plena?

—Las madres que desean continuar con la lactancia, que cada vez son más, tienen que hacer auténticos malabarismos para poder hacerlo. En ciertos países europeos la situación favorece este vínculo madre-bebé y el que las mujeres, que opten por ello, puedan permitir que la maternidad no suponga un conflicto con la su desarrollo laboral. En Finlandia disfrutan de 44 de baja maternal, en Dinamarca de 50 y en Suecia…de 96 semanas…

Con esta situación real en España, sería un gran avance el alcanzar los seis meses de baja maternal porque este sería el periodo crucial en el que las madres e hijos deberían permanecer más juntos y en contacto favoreciendo, apoyando y permitiendo que nuestra esencia maternal florezca.

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