Hazte premium Hazte premium

La clave para disfrutar del Camino de Santiago en familia

Niños a partir de tres años pueden vivir esta experiencia inolvidable junto a sus padres

La clave para disfrutar del Camino de Santiago en familia El Camino en familia

m. j. pérez-barco

Hacer el Camino de Santiago es una experiencia inolvidable, pero si se recorre en familia será una aventura única en la vida. Disfrutar con los hijos de este viaje apasionante es ahora posible gracias a un proyecto que ha puesto en marcha Alejandro Rodríguez con un grupo de amigos: organizan rutas del Camino para familias con niños a partir de tres años y personas mayores.

Diversión, juegos, canciones, bellos paisajes... Una opción de ocio en familia distinta que aportará además momentos privilegiados entre padres e hijos: el contacto continuo con la naturaleza y el paiseje rural, la experiencia de hacer nuevos amigos, compartir en familias nuevas emociones, experimentar valores como el esfuerzo, la generosidad... Un espacio y un tiempo únicos para cultivar el calor y los lazos familiares, el afecto, para tener un verdadero encuentro entre padres e hijos, acercarse, conocerse mejor, hablar y experimentar juntos, o sencillamente compartir los silencios...

Se recorren los últimos cien kilómetros del Camino francés «Es un campamento en movimiento», cuenta Alejandro, uno de los socios de El Camino en Familia (ECEF). Y lo sabe por experiencia propia ya que él junto a su familia también pasó por esta experiencia. Esta propuesta ofrece recorrer los últimos cien kilómetros del Camino francés, el más cómodo para dar servicio a personas de tan diferentes edades. «Dispone de alojamientos modestos, sencillos y limpios», explica.

Para los más pequeños

Y sí los niños también pueden recorrer estos cien kilómetros hacia Santiago, una aventura que suele durar ocho días. «Por debajo de tres años no recomendamos hacer el Camino, no porque los niños se cansen sino por sus ciclos de sueño y comidas. A partir de tres años ya caminan perfectamente con sus botitas. Suelen hacer tres o cuatro kilómetros. Cuando se cansan les ofrecemos un carrito de apoyo para terminar el resto de la etapa. Entre juegos, vacas, ríos, arroyos, canciones... aguantan etapas de entre 12 y 20 kilómetros», dice Alejandro.

Canciones, juegos... amenizan la caminataNo da tiempo a aburrirse. Y no se trata solo de caminar, ni de caminar de prisa, sino de vivir y sentir el Camino. Alejandro y sus socios organizan actividades muy dinámicas y lúdicas que van acompañando la caminata. «Los niños pequeños suelen ir de la mano de sus padres o de un hermano mayor, o de un simpático amigo que han encontrado en el Camino, cantando las canciones de los payasos, jugando al veo veo o tocando todo bicho, planta o casa que se cruce por delante», cuenta Alejandro.

Para los más mayores hay todo tipo de sorpresas, en las que además pueden colaborar los adultos. Durante todo el Camino se realiza una especie de yincana con todo tipo de pruebas siguiendo un mapa de los antiguos templarios. Desde luego, otros juegos como el virus y el trasgo invitan a la curiosidad de los niños mayores. Y, por las noches, el buzón del peregrino recoge todo tipo de sugerencias, emociones, mensajes... que se intercambian entre padres, hijos y nuevos amigos. Estas son solo algunas de las actividades para los niños.

Duranción de las jornadas

Las jornadas comienzan por la mañana, sobre las 7,30h y suelen finalizar a la hora de la comida. A veces se come en ruta y se termina sobre las cinco. Los grupos están constituidos por varias familias, entre 15 y 30 peregrinos, que son guiados por dos monitores y acompañados por un coche de apoyo. Hasta existe un sistema de localización por móvil, sobre todo «para los chicos más mayores de 9 o 10 años que se suelen adelantar cantando con el monitor. Así el padre sabe siempre donde se encuentra su hijo».

Diversión, naturaleza, emociones... Pero sobre todo en el Camino «se experimenta, se palpa, se vive todo lo que debe haber en una familia —dice Alejandro—. Tienes tiempo para estar con tu hijo mayor, vas andando a su lado y hablando de cosas muy diferentes, por ejemplo de lo que tú hacías cuando tenías su edad. Cuando luego, por la noche, tu hijo te pone una nota en el buzón del peregrino y dice que le ha encantado hablar contigo, experimentas todos ese amor que existe en la familia».

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación