España ha iniciado su cuenta atrás hacia el Eurobasket que iniciará mañana en Berlín, aunque las miras están lejos. A muchos kilómetros de distancia. Más cerca de las playas de Copacabana o Ipanema que del estadio Pierre Mauroy, donde el próximo 20 de septiembre se disputará la final del Europeo. El objetivo, escondido en forma de medalla de oro o plata continental, son los Juegos y para ello toca pasar por Alemania y Francia. Peaje imprescindible si se quiere estar en Río.
El baloncesto español no se pierde una cita olímpica desde 1996, apenas unos años antes del despegue definitivo de la canasta nacional. Aquel salto llegó de la mano de los «Chicos de Oro», unos jóvenes casi desconocidos que en 1999 lograron el Mundial júnior en Lisboa ante Estados Unidos. Una hazaña que confirmó su calidad y desparpajo. El espaldarazo definitivo que necesitaba el baloncesto en nuestro país. Pau Gasol, Navarro y Felipe Reyes eran los líderes de un equipo sin límites, que transmitieron ese espíritu a los veteranos de la selección poco después. Un cóctel con el que España se ha convertido en el mejor equipo europeo en los últimos quince años.
En el arreón final de esa generación irrepetible, los Juegos de 2016 aparecen casi como meta final y, quizá por ello, Pau Gasol tomó la decisión de liderar a la selección en este Eurobasket. El catalán ha asumido buena parte de la responsabilidad para que aquellos chicos que marcaron un antes y un después en el baloncesto nacional tengan un final a la altura de sus logros. «La posibilidad de estar en los Juegos ha pesado en mi decisión de venir, pero también el hecho de saber que me quedan pocas ocasiones de vestir esta camiseta y compartirlo con un grupo que es muy especial para mí. Es algo que sé que echaré de menos cuando mi carrera haya acabado», reconoce el pívot catalán, que en el Europeo será la principal referencia de España sobre la cancha.
Las bajas -seis cambios respecto al equipo que disputó el Mundial- obligan a que muchos de los no habituales eleven su nivel para estar a la altura de la exigencia que tiene el campeonato. En ese bloque de responsabilidad estarían el propio Pau, acompañado de Rudy Fernández, Felipe Reyes, Sergio Rodríguez, Llull y Mirotic. Cinco escuderos con aroma madridista, que por primera vez en los últimos años será mayoritario en la selección. Por detrás, la juventud de Guillem Vives o Hernangómez se unirá a la experiencia de San Emeterio, Claver o Pau Ribas para complementar al equipo, en el que debuta Pablo Aguilar.
El torneo, improvisado en cuatro países por culpa de la guerra en Ucrania -que es donde iba a celebrarse originalmente-, ha cambiado su formato para elevar la emoción y la tensión desde el primer partido. En ese escenario, a España le ha tocado la peor parte, con un grupo inicial muy complicado del que podría salir muy mal parada si tiene algún despiste. Serbia, Alemania, Turquía e Italia, aspirantes a las medallas, además de Islandia compartirán el grupo con el equipo nacional, y solo cuatro de ellas estarán en octavos. «Hay que empezar bien desde el principio. Concentrados porque un traspié puede dejarte fuera», asume Rudy Fernández, que cumplirá su decimosegundo verano consecutivo con España.
Él será, junto a Pau, el pilar más sólido del equipo. Su gran temporada con el Real Madrid y la ausencia de Navarro han elevado su estatus dentro del vestuario. Capitán con Felipe Reyes, el balear tiene claro que debe dar un paso adelante. «No hay que pensar en las bajas y sí en dar lo máximo posible cada uno», aseguraba hace unos días en estas mismas páginas.
Francia, principal escollo
En uno de los Europeos más abiertos de los últimos años, la selección gala -que defiende título en casa- aparece como gran favorito, aunque no es el único. Serbia, Grecia, Lituania, Italia o Alemania son capaces de eliminar a cualquier conjunto en un buen día y tras el fiasco mundialista del año pasado España está avisada.
Una de las grandes estrellas de la NBA presentes en el Europeo será Tony Parker, que repite presencia tras el título de hace dos años. El base de los Spurs recuerda las semifinales de 2013 ante la selección como uno de los mejores partidos de Francia. «Aquella segunda parte (forzaron la prórroga tras ir perdiendo por 14 puntos) fue la mejor de nuestra historia», afirma el base francés, que aspira a repetir título ante su público. Para él, España el es rival y estaría feliz de jugarse el título con su amigo Pau enfrente.
Si eso ocurre, habrá mucha gente contenta pase lo que pase. Entre ellos, Juan Carlos Navarro, el gran ausente de este Eurobasket, que aguardará ansioso la profecía de Parker. De cumplirse, ambos podrían verse las caras el próximo verano en Río de Janeiro. Si no, habrá que recurrir al preolímpico. Un camino de espinas que todos quieren evitar. Trabajo extra y muy peligroso, así que toca sacar el billete desde ya. Rumbo a Río, pasando por Francia.