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La viuda de Christian Audigier no descarta tener más hijos suyos

El diseñador le dejó en herencia su líquido seminal para que pudiera ser madre otra vez

El diseñador, en 2010, bajando de un Ferrari para presentar su fragancia «ChristianAudigier» en Hamburgo (Alemania) AFP

JUAN PEDRO QUIÑONERO

La vida de Christian Audigier , el gran creador de moda francés instalado en Los Ángeles, fue una locura, un sueño feliz. La posteridad imprevisible de su esperma , congelado, puede precipitar conflictos fratricidas entre sus hijos de distintos matrimonios.

Audigier nació en Aviñón, en la Provenza francesa, en el seno de una familia humilde, muy modesta, en 1958. Y abandonó la escuela a los catorce años cortos, para comenzar una vida de todo tipo de trabajos que culminaron muy pronto, en la Costa Azul, en Saint-Tropez, como organizador de fiestas íntimas para un viejo rockero, Johnny Hallyday , en el apogeo de su gloria juvenil, hace varias décadas.

Con los modestos frutos de aquel primer capital, Audigier se largó a California, Los Ángeles, donde hizo una vertiginosa carrera como creador de moda, lanzando sucesivas marcas de camisetas, pantalones, gorras, trajes, cada cual más estrafalario y vistoso, comprando productos a 4 euros para venderlos entre 100 y 200 euros.

Audigier se hizo famoso en Hollywood, comprando y vendiendo chucherías, haciéndose con una clientela real o imaginaria de ultravedetes o vedetazos de temible trapío: Madonna, Michael Jackson, Britney Spears, Paris Hilton y un interminable etcétera. Genio creador de moda canalla, Audigier fue un maestro consumado en el gran arte del marketing de rompe y rasga, comprando a fotógrafos y paparazzis, reales o presumidos, para que fotografiasen a las estrellas de las noches más negras luciendo sus creaciones.

La fortuna de Audigier creció hasta los 300 millones de euros en menos de una década. Conocido por diseñar para American Eagle Outfitters, Chipie, Lee, Levi's o Naf Naf, la cifra de negocios de sus marcas y productos es superior a los 500 millones de euros anuales .

Así las cosas, la muerte no del todo repentina de Audigier, víctima de un cáncer, hace un año, dejó a su viuda y cuatro hijos una confortable fortuna . Y un regalo que puede ser inquietante: el creador tuvo la idea de congelar varias dosis de su esperma , para que su viuda «pudiese volver a tener un hijo suyo, cuando ella lo desease».

Su viuda, Nathalie Sorensen , ha terminado por declarar: «No descarto en absoluto en volver a ser madre con el esperma de mi difunto esposo». Detalle nada trivial que deja en suspenso la herencia de Audigier, que, en su testamento, deseó un reparto equitativo de su fortuna entre su vida y sus hijos «presentes y venideros».

Hijos presentes y venideros cuyos intereses pueden entrar en conflicto con relativa facilidad. Audigier fue padre de cuatro hijos, Rocco, Dylan, Crystal y Vito, con dos esposas. Si su segunda esposa decidiese volver a ser madre, recurriendo al esperma congelado de Audigier, la herencia de los hijos «presentes» tendría que repartirse con los eventuales hijos «venideros». Sin olvidar los intereses de Crystal, que tampoco está dispuesta a olvidar los intereses de su madre, la primera esposa del difunto.

Los negocios y marcas del creador siguen siendo una confortable renta para las distintas familias de Audigier. Pero su deseo último, legar su esperma congelado a su viuda, introduce un factor de «incertidumbre», que pudiera complicarse, todavía, si Nathalie Sorensen de Audigier decidiese «rehacer» su vida, con o sin el esperma del difunto .

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