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Tarde de triunfos

Teresa Helbig, con su colección «Rien ne va plus», confirmó de nuevo su reinado en la pasarela madrileña, mientras que Juan Vidal y Juana Martín dieron el do de pecho con sus propuestas

El desfle de Juan Vidal, una de las joyas del domingo A. DE ANTONIO/ DE SAN BERNARDO

MARÍA LUISA FUNES

La pasarela de moda de Madrid en Ifema comenzó el día de ayer con un correcto Marcos Luengo, comercial aunque sin inventar nada, que desfiló con calzado de Farrutx. María Escoté presentó una colección «homenaje a Lady Di», según sus propias palabras, aunque los modelos drapeados de flores con mangas jamón no casaban con los conjuntos de dos piezas y ombligo al aire unidos por aros, más típicos de los años 70. Y Maya Hansen desfiló con una colección de muñequitos y vaqueros cortados al tuntún más bien digna de una adolescente haciendo patchwork.

Menos mal que la tarde deparó buenas sorpresas. Juan Vidal , que a menudo se ha enrocado con esa capacidad que tiene su familia de producirle telas ad hoc -en ocasiones tristes y poco atractivas- se lució con una colección de maravillosos tonos verdes y rosados inspirada en Hawaii. Mezcló con verdadera maestría la rafia de los omnipresentes pompones gigantes, con los dibujos tropicales típicos de las camisas «Aloha», y prendas en tonos arena y amarillo. Combinó a la perfección materiales muy distintos entre sí, como la organza de seda, el Marroquine de viscosa o el algodón grueso.

Entre las prendas de punto, se encontraban deliciosos jerseis de corte slim y cuello alto, piezas en un canale de diversos anchos, y prendas con bajos de acabado similar al de las faldas Hula de los míticos bailes hawaianos. Las sandalias, con tacón de estilo totem, retomaban con originalidad las colecciones de tacones de bambú de Tom Ford para Gucci de 2001. En definitiva, una colección creativa y diferente pero también comercial, que ha confirmado a Vidal como apuesta segura en la pasarela madrileña.

Juana Martín, que dedicó la colección a su padre, recientemente fallecido, combinó el flamenco con la música norteamericana, en una puesta en escena inspirada en la Ruta 66 y la emigración hacia California y Arizona de los habitantes del Medio Oeste. Aunque algunas prendas vaqueras, como petos, trajes de chaqueta y vestidos, eran bastante burdas e inesperadas, sin ninguna ligazón con el perfil ni el estilo de la creadora, la serie de vestidos largos y de cóctel que ideó la cordobesa superó todas las expectativas. Abundaron las prendas del territorio que tanto ella como su equipo dominan, el vestido. Juana Martín llevó a cabo sencillos pero delicados vestidos a la rodilla, en tejidos de punto, cheviot y bambulas de seda, en los que imperaron el blanco, el negro y las transparencias. Las sandalias de esparto y los bajos de volantes de traje de gitana creaban un impecable contraste, dando lugar a imágenes que asemejaban claveles en movimiento. En cuestión de volantes, nadie la iguala.

Sus vestidos largos, cargados de ondas con gran caída, aberturas frontales y tejidos de brillo y de red, evidenciaron que el territorio «comanche» de la creadora son los atuendos elegantes para la tarde y la noche, que acabaron circulando por la pasarela bajo el son de la canción «Hotel California» a ritmo de rumba.

Teresa Helbig brilló como nunca, recordando que la solidez de sus colecciones no es fruto de la casualidad. Bajo el nombre de «Rien ne va plus» , Helbig recreó el mundo de los casinos, añadiendo videos, luces y sonido que evocaban el ambiente de juego de lugares como Las Vegas o Montecarlo. Experimentando con piel de angula, pitón, glitter o terciopelo, Teresa incidió en el uso de las cadenas metálicas pintadas y cosidas a prendas de tul, con la que se dibujaban lineas geométricas y se rellenaban piezas por completo. La malla metalica, recordando a Paco Rabanne, estaba pintada a mano, y las plumas y los bordados de pedrería, brillaban con fuerza. Los vestidos largos de gasa amarilla con lazo al cuello, contrastaban con el original vestido metálico de grandes piezas sobre una túnica corta, con las prendas con los motivos de los palos de la baraja de cartas o los modelos de flecos metálicos e inspiración años 20. La mujer romántica pero rebelde de Teresa Helbig , sigue combinando vestidos largos con cazadoras de cuero y botines.

Cerró el día Custo Dalmau, que ha comenzado en Nueva York un periplo internacional que le ha traído a Madrid y le llevará a destinos tan tropicales como República Dominicana, y tan lejanos como Uruguay o Chile. Su colección, «Call me tomorrow», presentaba prendas elaboradas en tejidos biónicos, que añadían toques de glamour a modelos deportivos de gran comodidad. En resumen, una tarde de moda «con fundamento», capaz de abrirse camino fuera de nuestras fronteras.

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