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Carlos Falcó: «El amor no es un privilegio de la juventud»

El marqués de Griñón habla con ABC sobre su romance con una modelo casi 40 años menor que él: «Esther es extraordinaria en todos los sentidos»

MARTÍN BIANCHI

Carlos Falcó heredó la finca Casa de Vacas de su abuelo, Joaquín Fernández de Córdoba . Según recoge el propio marqués de Griñón en su libro «Oleum», ese terreno arcilloso-calizo en el municipio toledano de Malpica de Tajo contenía un mensaje de su antecesor para él: «Te dejo la tierra con mejor suelo para vides y olivos para que puedas realizar tu sueño». Medio siglo después, Falcó ha realizado todos sus sueños y muchos más: su aceite de oliva virgen extra y su Cabernet Sauvignon se encuentran entre los mejores del mundo y reciben premios y reconocimientos de prestigiosas guías y publicaciones como «Flos Olei» o «Wine Spectator».

En pocas semanas, el marqués recogerá un nuevo galardón en Florencia, la capital del aceite, por su trayectoria. Mondadori también acaba de traducir al italiano su libro. «Y oirán más cosas en los próximos años» , adelanta en conversación telefónica con ABC. Ahora mismo todo el mundo habla de él, pero no precisamente por sus cotizados vinos y aceites. El miércoles 3 de febrero, el día que cumplía 79 años, la revista «¡Hola!» publicaba las primeras imágenes de su nueva novia, Esther Doña , una modelo de 42. Esta semana, su enamorada hablaba por primera vez para la «biblia» del corazón. «Estamos encantados. Nosotros no notamos la diferencia de edad», decía la misteriosa malagueña.

El marqués y la modelo se conocieron hace seis meses en una cata de vinos. Fue un flechazo, porque Falcó pidió que la sentaran junto a él. Durante dos meses intercambiaron mensajes por teléfono, mientras él viajaba por el mundo promocionando sus productos. Al regresar a Madrid, la invitó a cenar al Ritz. Con sus formas de dandi, el Grande de España selló su amor. Ahora viven juntos en el campo, alejados del mundanal ruido que genera su idilio.

—¿Esperaba semejante revuelo?

—Pues no, la verdad que no.

—¿De verdad?

—Es que llevo mucho tiempo alejado de la prensa rosa y desde hace muchos años estoy más metido en el mundo del aceite y los vinos que en el del «corazón»... pero este otro mundo también interesa a mucha gente y hay que seguirlo.

—Mientras estuvo casado con Isabel Preysler usted fue portada de todas las revistas. Digamos que éste es su regreso.

—Bueno, yo ahora no he sido portada de nada, ha sido Esther, que aparece esta semana en el «¡Hola!».

—¿Quién iba a decir que iba a enamorarse con 79 años?

Basta leer los clásicos para saber que el amor no es un privilegio de la juventud... el amor mueve el mundo en muchos sentidos. Es bueno y necesario. Sólo hay que leer las epístolas de San Pablo: «Si no tengo amor, no soy nada».

—¿Qué opinan sus hijos al respecto?

—Bueno, eso forma parte de la intimidad de la familia y prefiero dejarlo así.

—¿Sus amigos le tienen envidia?

—(Risas) No, los verdaderos amigos se han alegrado con la noticia. Mis amigos de verdad están contentos, se trata de una buena noticia, ¿no?

—Esther dice que no nota la diferencia de edad. ¿Y usted?

Yo, desde luego, no. Tengo la impresión de que la sociedad en la que vivimos ha superado muchas cosas. Tenemos a muchos científicos trabajando para que vivamos más y mejor. Lo que antes se consideraba una edad avanzada ha dejado de serlo. Además, esto es España, el segundo país con mayor esperanza de vida. Los que se cuidan desde jóvenes tienen unas posibilidades que no tuvieron nuestros padres y abuelos. Aunque mis padres y abuelos fueron longevos, así que lo mío es cosa de familia (risas).

—Todos sentimos tener una edad menor que aquella que marca nuestro DNI. ¿Cuál es la suya?

—Churchill decía que cada cual tiene la edad que cree que tiene. No quiero poner una cifra, pero tengo más actividad y más proyectos que hace 25 o 30 años. A veces incluso me siento un treintañero. Siempre he sido una persona con muchas inquietudes por cambiar el mundo y en eso estoy.

—Esther ya conoció a su exmujer Isabel. ¿Cómo fue el encuentro?

—Fue una simple coincidencia en una cena y sólo hubo un saludo amable. No tuvieron oportunidad de conversar.

—¿Se casará antes usted o Isabel?

—Yo no sé cuáles son los planes de Isabel. Respecto a los míos, en este momento estoy encantado como estoy.

—¿Qué le parece el tsunami mediático que ha levantado el romance de su ex con Mario Vargas Llosa?

—No me sorprende.Isabel tiene una historia muy singular...

—¿Qué tiene que genera tal atracción?

—Isabel es una gran mujer, yo lo he dicho más de una vez.

—¿Esther será la definitiva? Ella dice que usted es el hombre de su vida.

—De alguna manera, y a la edad que tengo aún más, siempre que uno busca una pareja piensa que será la persona de su vida. Cuando nos enamoramos pensamos que es la definitiva.

—¿Qué le ha conquistado de Esther?

—Es una mujer extraordinaria en todos los sentidos. Es inteligente, elegante, tiene sentido común y feminidad. Sobre todo eso, mucha feminidad.

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