Laura Ponte: «Letizia está cogiendo las riendas y se está imponiendo. ¡Bien por ella!»

«He estado de baja durante dos meses por problemas de espalda. Se me acabó la genética y ahora tengo que cuidarme. Estoy tomando conciencia de “mens sana in corpore sano”», explica Ponte entre risas, mientras bebe una taza de café en la tienda de antigüedades La Brocanterie, en el corazón de El Rastro –la modelo ha sido fichada por Cola Cao para promocionar una colección limitada de las emblemáticas latas de la firma–. «Estuve bastante fastidiada. He pasado por una época de mucha tensión, de disgustos y de rabia conmigo misma. Pero ahora estoy encantada», añade.

El papel de Ponte como embajadora de la colección de latas «vintage» de Cola Cao, que salen a la venta en mayo y solo por tiempo limitado, tiene su lógica. Estas latas son un auténtico objeto de deseo para muchos coleccionistas y conocedores del mundo del interiorismo y las antigüedades. Y el próximo paso profesional de la maniquí va precisamente en esa dirección.

«Voy a comenzar a diseñar muebles. Aunque he dejado mi empresa, la joyería seguirá en mi vida. Continuaré diseñando joyas, pero serán piezas únicas y las haré de una manera mucho más libre, ya no tan sujeta a una marca o a una colección», adelanta. «Todo es complementario. Al final es un tema de volúmenes, de espacio, de colores, de texturas y de sensaciones... da igual la dimensión, ya sea algo pequeño como una joya o algo grande como un mueble», dice la «top», que ha cultivado su ojo artístico desfilando para grandes como Valentino , Ralph Lauren o Christian Lacroix, y posando para monstruos sagrados de la fotografía como Steven Meisel, Richard Avedon o Mario Testino.

Ponte aún no sabe cómo llamará a su próxima empresa de muebles, pero tiene claro que no llevará su nombre. «Yo no soy una marca. Además, mi nombre no me atrae nada», dice. Se la nota feliz, quizá porque ha dejado atrás las peleas con su socio. «Eso está casi cerrado. Ya estoy fuera de mi empresa. Es una liberación, y lo tomo como una etapa de aprendizaje. He aprendido un oficio y me he demostrado a mí misma que soy capaz de hacer cosas y de que puedo lanzar productos al mercado que han funcionado». No le gusta hablar de fracaso . «No es que no haya funcionado. Ha funcionado, porque las piezas se venden en tiendas súper especiales y logramos eso con muy poco. Pero se necesita una infraestructura muy potente para dar el paso para poder vivir de este negocio. Está muy bien hacer unas piezas muy bonitas, pero para mantener una empresa hay que vender mucho. El tipo de asociación que hice no es el que quería. Pero de todo se aprende», dice.

También se le ve ilusionada en el terreno personal, aunque aclara que es pronto para hablar de pareja o noviazgo. «A veces parece que si estás sola, eres una pobre desgraciada que no encuentra el amor. Al contrario, he encontrado un montón de amores. Lo importante es estar en cada momento con una persona que te haga crecer y te sume, y durante el tiempo que tenga que ser. La vida es eso, disfrutar de un montón de gente que aparece por ella. Ese es el verdadero amor. Yo me siento plena, siempre», confiesa.

Ponte mantiene una excelente relación con el padre de sus hijos, Beltrán Gómez-Acebo, y con su suegra, la Infanta Doña Pilar. También guarda un gran cariño por Doña Letizia, que fue su prima política durante los casi ocho años de matrimonio de la modelo con el sobrino del Rey Don Juan Carlos. Laura y Doña Letizia se casaron el mismo año, ambas con un Borbón, y desde entonces sus vidas se han cruzado en más de una ocasión. Ambas tienen hijos de la misma edad (el mayor de la diseñadora, Luis Felipe, nació el mismo año que la Princesa Leonor) y han trabajado durante décadas ante las cámaras.

El nuevo corte de pelo de la Reina ha sido el monotema de la semana, y Laura se permite opinar al respecto por su proximidad a la Familia del Rey. «Me parece un cambio estupendo y, además, se lo puede permitir», responde. «Ha arriesgado muchísimo y ha acertado. Parece como que Letizia ya está tomando las riendas y se está imponiendo. ¡Bien por ella!», revela su «ex prima». «Y, además, el pelo crece; si no le gusta, en unos meses puede cambiar de estilismo. No es como operarse... aunque eso también se puede revertir. Nada es para siempre».