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Cayetana Álvarez de Toledo, la marquesa rebelde del PP

Es de las más críticas con su partido, pero desde muy pequeña supo cómo moverse con soltura en tierra hostil

Cayetana Álvarez de Toledo, la marquesa rebelde del PP ángel de antonio

MARTÍN BIANCHI

Cayetana Álvarez de Toledo tiene nombre y apellido de duquesa de Alba, aunque ella es marquesa de Casa Fuerte. El guiño a la musa de Francisco de Goya no es coincidencia. La diputada del Partido Popular desciende del II duque de Alba de Tormes, Fadrique Álvarez de Toledo , fiel servidor de Fernando el Católico y de Carlos I. Pero la política, de 40 años, no solo heredó el nombre de su lejana pariente, sino también ese espíritu aguerrido envuelto en un papel de seda hecho de hermosura, riqueza e inteligencia. La vida de la Cayetana diputada es casi tan apasionante como la de la Cayetana duquesa.

En 2006 entró en el PP para engrosar las filas del sector más crítico con Rajoy. La osadía no le pasó factura porque en 2008 consiguió hacerse un hueco en la primera fila del grupo parlamentario popular . Cuatro escaños la separaban del por entonces líder de la oposición y compartía «front row» con el núcleo duro del «rajoísmo». Fuentes del Congreso recuerdan que «era una de las grandes apuestas... pero salió rana». Ahora unas 180 bancas la separan del presidente del Gobierno. En términos de «sitting» está en la Siberia del hemiciclo , colindando con Amaiur y Esquerra. Pero el exilio no le hace temblar el pulso. Tras la Junta Directiva Nacional del PP del pasado 7 de abril, escribió una carta abierta denunciado un «déficit de política» en su partido. Por gestos como ese, y por su defensa apasionada de la unidad de España , se ha ganado la simpatía de Esperanza Aguirre , la otra marquesa rebelde de las filas populares.

Álvarez de Toledo está acostumbrada a moverse con soltura en tierra hostil. Nació en Madrid y sus primeros años de vida los pasó en Londres. A los 7 se mudó a Buenos Aires, ciudad natal de su madre, Patricia Peralta Ramos, miembro de una de las familias más chic de Argentina . Llegó al país austral en plena dictadura militar de Leopoldo Galtieri y a las puertas de la Guerra de las Malvinas . En ese clima anglobófico, tuvo que soportar el rechazo de algunas de sus compañeras de clase del Northlands, el elitista colegio privado donde también estudió Máxima de los Países Bajos . «Yo era la ‘‘inglesita’’. El hecho de haber llegado desde Inglaterra me transformó en el blanco de las bromas. Lo sufrí un poco, pero hoy lo miro con otros ojos», reconoció en 2010.

Británica y amazona

El acento británico no fue el único escollo en su aterrizaje en la alta sociedad bonaerense de los años 80. «Llegó al país en un momento donde la gente era ultra conservadora. Y ella venía de una familia menos convencional : sus padres vivían separados, ella tenía una media hermana fruto de otra relación de su madre con el artista Romulo Macció... no tuvo una infancia fácil », revela una antigua compañera.

«Era buenísima alumna, para nada empollona. Es inteligentísima», recuerda otra vieja amiga del Northlands. También era una excelente amazona , con caballo propio. Así, poco a poco, fue encajando en aquel círculo de niñas bien, hijas de la vieja guardia ganadera. «Siempre fue muy decidida y nunca presumió de los títulos nobiliarios de su familia . No era tímida, pero sí reservada, incluso un poco fría. No tenía muchas amigas, pero las que tenía eran muy buenas y leales», dicen. Algunas ni siquiera sabían que su padre, Juan Illán Álvarez de Toledo y Giraud, era marqués, o que en los veranos, mientras todas se refrescaban en las playas uruguayas de Punta del Este, ella alternaba entre el piso de su padre en la parisina Rive Gauche y los viajes en velero por el Mediterráneo y el Egeo .

A los 18 ingresó en Oxford para estudiar Historia Moderna. «Su padre era el hombre al que más admiraba. Quería que él se sintiera orgulloso», señala gente que la conoce. Y lo estaba. Tras graduarse hizo el doctorado con una tésis sobre el obispo Juan de Palafox . En esa época se mudó una temporada a Madrid para sumergirse en el Archivo Histórico Nacional. Allí conoció a su marido (y primo suyo en grado decimoquinto), el empresario Joaquín Güell . La pareja y sus hijas, Cayetana y Flavia, viven cerca del Parque del Retiro. «Ha formado una familia, pero su carrera sigue siendo prioridad. Tiene ambición», señalan.

Álvarez de Toledo era el ojito derecho de su progenitor, quien quiso que ella llevara el marquesado de Casa Fuerte . Francois, su hermano mayor, era el heredero del título, pero accedió de buena gana a que ella fuera la XIII marquesa. Después de todo el primer poseedor del título fue su antepasado el político Juan de Acuña y Bejarano, Virrey de Nueva España. Ahora la globalización ha querido que esta madrileña criada entre Londres y Buenos Aires sea «la Marianne» de la unidad de España . Le viene de familia.

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