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Alfonso seguirá siendo un Diez

Solo desea irse a vivir Sanlúcar y leer. Su vida será diferente a la del nuevo duque de Alba y tendrá una pensión

Alfonso seguirá siendo un Diez GTRES

beatriz cortázar

Con la muerte de Cayetana Fitz-James Stuart se va uno de los capítulos más originales de la Casa de Alba. Una personalidad arrolladora unida a la historia de su familia y al interés mediático que despertó especialmente en los últimos años, en los que no había día en el que Cayetana no apareciera en algún titular. La duquesa de Alba ha convertido su final en un trending topic general que va mas allá de las redes sociales para salpicar todas las portadas de los medios tanto nacionales como internacionales y acaparar el grueso de las tertulias, ya tengan lugar en salones con tapices y alfombras persas o en barras de tascas entre cervezas de barril y boquerones.

Nos hemos quedado sin duquesa, pero sin embargo tenemos dos duques, uno heredero y otro viudo , que seguramente estos últimos días han compartido más horas juntos que en los últimos seis años, precisamente los que han pasado desde que Diez volvió a la vida de Cayetana una tarde de 2008 cuando se reencontraron en el cine de la calle Princesa. Hablaron de tiempos pasados, hubo intercambio de teléfonos y promesas de verse pronto. Y vaya si se vieron.

Por la línea tradicional, Carlos Fitz-James Stuart (66 años), duque de Huéscar, se convertirá en duque de Alba una vez se cumplan los pasos reglamentarios. De entrada, hay que esperar un tiempo de luto, que puede estar entre seis meses y un año, y después solicitar ese título.

Según la normativa, se abre un plazo de treinta días por si hay más solicitudes de quienes consideren tienen derecho a ese ducado, y una vez estudiado se debe aprobar por Su Majestad el Rey. Por eso, y hasta ese día, hoy es el heredero al ducado de Alba y al resto de los títulos, mientras que Alfonso Diez es el duque, conde-duque, marqués, conde y vizconde viudo por su matrimonio con Cayetana. Aunque en los previos a su boda firmó todo cuanto los hijos de su novia le pidieron, para demostrar que sus intenciones eran únicamente sentimentales y no de otra índole, lo cierto es que siempre habrá quien pueda referirse a él como duque viudo de Alba, tal y como ocurre en tantísimos otros casos de cónyuges de nobles.

Como muestra de lo que considera la familia está la esquela que encargaron por la duquesa, donde su viudo solo aparece como Alfonso Diez. Es una manera de marcar lo que ya es un presente. Alfonso quiere seguir siendo un Diez y un Alba.

Salvaguardar el patrimonio

El futuro del próximo duque de Alba es seguir con la labor que sus antecesores han realizado para salvaguardar el legado de esa Casa. Al frente de la Fundación tendrá que hacer lo imposible para que esa herencia siga inalterable. También capitanear los cambios que ya se estaban realizando con el fin de obtener beneficios lanzando al mercado productos con el sello de los Alba o incluso abriendo el palacio de Liria para reuniones empresariales. No se trata esta de un novedad. Abrir los salones para bodas o banquetes y montar exposiciones con parte de la impresionante colección de arte de que disponen (la suya en breve viajará hasta Dallas) son fórmulas viables para sostener ese patrimonio.

El nuevo duque de Alba no tendrá, de momento, duquesa. Divorciado desde 2004 de Matilde Solís, madre de sus hijos, don Carlos no ha tenido suerte en el amor, aunque sí con las mujeres. Su gran sentido del humor le convierte en un deleite para las damas. Quizá fuera eso lo que cautivó a Alicia Koplowitz, su única novia conocida. Ella acudió a Sevilla a darle el pésame. En los últimos meses se le ha relacionado con Paloma Segrelles, aunque ninguno de los dos ha confirmado nada más allá de una gran amistad. Ayer Segrelles no respondía al teléfono.

Alfonso, fuera de Dueñas

Otro caso es el del duque viudo. Siempre ha repetido que el día que faltara Cayetana él saldría de las Dueñas. Y así lo hará. Durante estos últimos años ha sido el domicilio conyugal. Allí montó un gallinero, compró una televisión de plasma, cambió su viejo colchón por una cama anatómica y la convenció para poner aire acondicionado con bomba de calor en su cuarto. Lo último fue instalar un ascensor.

De todo eso se tendrá que despedir Alfonso, quien, aunque muchos no lo crean, saldrá como entró, ya que la duquesa ha entregado toda su herencia en vida y no quedan ni el tercio de libre disposición ni ninguna fortuna oculta para su tercer marido.

Según fuentes cercanas, se pactó que cobraría una pensión de 2.500 euros mensuales para sus gastos. Alfonso tiene su piso de soltero en Madrid que está alquilado y que recibió junto con un hermano como herencia de sus padres. También tiene la casita que se compró en Sanlúcar de Barrameda.

El grueso de esa compra lo hizo con la indemnización que recibió tras demandar a un hombre que en televisión habló de una supuesta amistad del pasado, y el resto con una hipoteca cercana a los 60.000 euros. Funcionario del Ministerio de Asuntos Sociales, tras su boda pidió una excedencia, y a sus 64 años ya podría negociar la jubilación.

Sencillo, en su día a día suele repetir que con ir al cine , leer, hacer algo de deporte y tener una vida tranquila le basta y le sobra. Todo apunta a que, salvo que coincidan en actos de homenaje a Cayetana, la vida de los dos duques irá por caminos muy distintos

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