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Francisco Antón, el amor vengado de la Pasionaria

Dolores Ibárruri se enamoró de un muchacho 17 años menor. Cuando él le confesó que se había enamorado de otra, ella lo depuró. El 12 de noviembre se cumplen 25 años de su muerte

Francisco Antón, el amor vengado de la Pasionaria abc

rosa belmonte

Pasionaria fue una cougar. Y una fiera vengativa con Francisco Antón, su amor en tiempos de guerra. «Esbelto, moreno, y guapo», lo califica Paul Preston. Paco Antón era 17 años más joven que Dolores. Llegó a ser comisario político del Ejército defensor, el más importante cargo del comisariado político, según Santiago Carrillo en «Los viejos camaradas». El mismo Carrillo a quien Fermín Bohórquez preguntó un día por su mujer pensando que era la Pasionaria.

En 1937, Dolores tenía 42 años. Antón, 25. Se enfrentó a Indalecio Prieto, ministro de Defensa, para sacarlo del frente. Dolores Ibárruri (1895-1989) había marchado a Madrid en 1931 fichada por José Bullejos como redactora de «Mundo obrero» (desde 1930 era miembro del comité central del PCE). Su marido, Julián Ruiz, minero marxista con el que había tenido seis hijos, de los que cuatro habían muerto, se quedó en el pueblo. En el País Vasco. Según Amaya Ruiz, la hija, por su propia voluntad. «Julián se casó con la chica Dolores, no con Pasionaria. Era mucha mujer para alguien tan sencillo», cuenta Amaya en un documental de TVE . En el mismo, Irene Falcón, la secretaria de la dirigente comunista, recuerda que a Dolores la respetaban todos los compañeros. «Ninguno se habría atrevido a reprocharle algo, como haber dejado al marido. Machismo ha habido después». Sobre la relación: «Se enamoró de ella locamente un compañero estupendo, cosa que se puede entender. Vivieron juntos unos años. Francisco Antón sirvió para que la atacaran. Ella era la imagen de la Virgen, de una monja, yo qué sé, lo que era totalmente falso. Era una mujer fuerte, sana. Por tanto tenía no solo el derecho, sino la obligación de tener una vida sexual también normal».

El machismo vino después, tras la muerte de José Díaz, el secretario general del PCE, que se había suicidado en 1942 tirándose por la ventana en Tiflis al no poder aguantar los dolores de su cáncer de estómago. «Jesús Hernández, que quería ser secretario general, empezó una lucha machista de la peor especie atacando a Dolores por su relación con Antón». Ganó ella. Tras la guerra, Dolores acabó en Moscú, y Francisco Antón, en Le Vernet, campo alemán en Francia. Después de que Ribbentrop y Molotov firmaran el Tratado de no Agresión en agosto de 1939, la Pasionaria pidió a Stalin que liberaran a Antón. Enrique Líster, como recuerda Almudena Grandes en «Inés y la alegría», escribió en sus memorias que Stalin soltó: «Si Julieta no puede vivir sin su Romeo, habrá que traerle a su Romeo». Irene Falcón negó una debilidad semejante.

Los amantes se reunieron en Moscú, siendo su segundo en el PCE. Pero él se enamoró de otra, de Carmen Rodríguez. Y se lo dijo a Dolores. Carrillo aseguraba que Dolores renunció a la «vida personal» tras la muerte de su hijo Rubén en Stalingrado en 1942. En todo caso, a lo que no renunció fue a la venganza. No todas las mujeres han tenido el poder para depurar a los hombres que las han dejado.

Según Gregorio Morán en la monumental «Miseria y grandeza del Partido Comunista de España, 1939-1985», Dolores no se conformó y Antón cayó en desgracia. Carrillo llegó a escribir en sus memorias que no se perdonó las perrerías que le hicieron. Ambos, Carrillo y Antón, controlaban el Partido desde París. El ambiente enrarecido en el buró político hace que Dolores llame a Antón a Moscú. Y comienza un proceso estalinista de tres años, con Antón confesando lo que le piden. Con Pasionaria dejando caer que puede ser un agente policíaco al servicio de un país imperialista. Lo mandan a Varsovia, donde trabaja en una fábrica doce horas diarias. Una de sus hijas tiene síndrome de Down. Otra vez Carrillo es el que inicia la revisión y en 1964 se le readmite en el comité central. Se va a vivir a Checoslovaquia, donde contempla con júbilo la Primavera de Praga. Volvería a ver, fríamente, a Pasionaria en kermeses comunistas. Murió en París el 14 de enero de 1976. Dolores murió en Madrid el 12 de noviembre de 1989. Tres días después de la caída del Muro.

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