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María José Portela y Gela Alarcó, el alivio de ser primeras esposas

Se casaron con Miguel Blesa y Rodrigo Rato cuando despuntaban en sus carreras. Luego ellos las dejaron por mujeres más jóvenes

María José Portela y Gela Alarcó, el alivio de ser primeras esposas abc

marina pina

La separación de Rodrigo Rato (65 años) y Ángeles Alarcó (56) -Gela para los íntimos- se hizo pública en una perfecta puesta en escena en la boda de Ana Aznar con Alejandro Agag. Rato llegó solo al monasterio del Escorial. Su exmujer lo hizo acompañada por Mayor Oreja. En ese enlace, la expareja coincidió con Miguel Blesa (67) y María José Portela (65), primera mujer del expresidente de Bankia.

La vida de estas damas, como las de sus ex, han corrido paralelas: las dos se casaron con hombres que iniciaban sus carreras y se separaron de dos profesionales con éxito. Ambas tuvieron que ver cómo su compañero de lecho las sustituía por chicas veinte años más jóvenes. Sin embargo, ahora asisten desde sus sofás a las imputaciones de sus exmaridos, dueños de « tarjetas negras » de Bankia. ¿Sonreirán ante el televisor?

Cuando Rato comenzó su romance con la periodista Alicia González, 22 años más joven, un coche oficial rondaba las inmediaciones del barrio de Retiro. Mientras la familia del político vivía en un chalé en El Viso, el exvicepresidente pernoctaba en un apartamento de ochenta metros de la calle Menorca.

Su exmujer todavía permanece en la casa de El Viso con sus tres hijos: Gela, de 24 años; Ana, de 19, y Rodrigo, de 16. «Imagínate cómo fue todo, con la ilusión que pusieron en formar una familia», resume a ABC la esposa de otro político que ha compartido mesa y mantel en numerosas ocasiones con Ángeles. «Por suerte, le ha ido bien», finaliza.

Mientras Rato hacía una ruta de cajeros por Madrid, para sacar 17.300 euros en movimientos de mil en mil , su exmujer trabajaba. Primero Esperanza Aguirre la nombró consejera delegada de Turismo de Madrid, y en 2012 Mariano Rajoy la eligió como presidenta de Paradores . «Comienza una etapa apasionante», dijo en ese momento Gela en su perfil de Twitter, inactivo desde 2012.

Su exmarido se había mudado a la calle Don Ramón de la Cruz, donde vive con su novia en un piso bastante más amplio que el de la calle Menorca. Desde allí el pasado jueves por la mañana, día en que Rato declaró en la Audiencia Nacional, el portero de una finca aledaña aseguraba que no había salido desde esa vivienda a su cita con el juez. «Sí, viven aquí», confirmaba una vecina de la casa. «El señor no está, y la señora tampoco, no está ninguno de los dos, han salido», zanjaba una mujer con acento extranjero por el telefonillo. Rato volvía por la noche a casa, probablemente pensando en cómo afrontar el pago de la fianza millonaria exigida por el juez. Su novia, que curiosamente opina de economía en el programa «La Brújula» de Onda Cero, quizá podría aconsejarle. «Ella habla como si hubiera sido presidenta del FMI», relata una colega que ha coincidido con ella en varias ocasiones. Habrá aprendido en conversaciones con su novio en Carabaña, adonde se escapan a pasar el fin de semana, al molino rehabilitado de Rato.

«La señora se encuentra muy bien, gracias a Dios». Con estas palabras responde la empleada de María José Portela a ABC. La exmujer de Blesa tampoco estaba en casa el día de la declaración de su ex. A juzgar por la risa que le entra a su asistenta, parece que estuvieran acostumbrados a las llamadas; sin embargo, Portela ha sido muy discreta.

Vive sola en un piso de la calle Padre Damián después de que su única hija, María José, se casara con Luis Miguel Valtierra de Simón en 2010. Su padre ya salía con Gema Gámez, 26 años menor , pero Portela consiguió que la novia de su ex no acudiera. «La relación entre ellos era correcta», recuerda un amigo. Aunque su divorcio comenzó de manera respetuosa, los problemas llegaron al repartir el patrimonio. «Se casaron en régimen de bienes gananciales y las negociaciones fueron un poco tensas», dicen. Antes de saber si lo vuelven a encarcelar, Blesa vive en el Conde Orgaz con Gámez. Ella ha cerrado Pelage, su tienda de abrigos de visón de todo tipo de colorido, de la que tan orgulloso estaba Blesa. Siempre repartía tarjetas del comercio de su novia a sus amigos. Él ha dicho que pagará con sus bienes la fianza . Las segundas esposas tendrán que aprender a convivir con las terceras.

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