George Clooney se compra una mansión de 12,5 millones de dólares

Sonning Eye, en Berkshire, es la quintaesencia del dibujo mental que todos nos hacemos cuando evocamos el tópico de la campiña inglesa más bucólica. Poca gente, verdor impresionante y todo en su sitio, con sabor a que el tiempo se ha detenido. Tras una exagerada boda de cuatro días en Venecia , George Clooney, de 53 años, y su mujer, la abogada de origen libanés Amal Alamuddin, de 36, continúan con su culto a la ostentación y han adquirido por 12,5 millones de euros una mansión georgiana en Sooning Eye, a unos 60 kilómetros de Londres, donde está afincada ella. La presencia en la pequeña villa de la pareja hace dos fines de semana la delató el cantinero del pub local, The Bull Inn, que comentó en Twitter que el flamante matrimonio se había tomado una pinta en su histórico local. «Espero que lleguemos a ser buenos compañeros», añadió el camarero (cotilla).

Los Clooney se han sumado a una zona que atrae a muchos conocidos. Si necesitan que les doblne una cuchara, en el vecindario está el parapsicólogo Uri Geller , que encandiló a la España de la tele en blanco y negro a la sombra del bigote de José María Íñigo. Si quieren escuchar un impecable solo de guitarra, allá vive Jimmy Page, el jefe de Led Zeppelin. Y si lo que hace falta es seguridad contra los paparazzis, pueden timbrar en casa de la vecina Theresa May, la ministra del interior británica. Si no llega con todo ese glamour, a 20 kilómetros, también en otro casoplón georgiano reformado, moran los Middleton, los padres de la Duquesa de Cambridge, que precisamente estos días guarda reposo en la casa materna por sus males en un embarazo que va por su semana décima.

Por supuesto, en la casa inglesa de los Clooney no falta de nada: nueve dormitorios, spa, gimnasio, bodega, jardín de árboles centenarios en una finca de nueve acres, embarcadero a orillas del Támesis, una deliciosa «cotagge» auxiliar para acoger al servicio y los invitados… Los parroquianos están contentos con la llegada del veterano galán, aunque con esa suave socarronería tan inglesa: «Esa casa está en un lugar encantador, ahí en el río. Pero no creo que pase mucho tiempo aquí con todo ese trabajo que por lo visto tiene en Amércia…», comentaba un vecino a la prensa inglesa.

Estos días desde luego la pareja no está en su nueva residencia. Amal Alamuddin se encuentra en Atenas. El bufete londinense de Doughty Street, donde trabaja la mujer del actor , asesora al Gobierno griego para intentar recuperar los frisos del Partenón, un tesoro de la civilización que desde comienzos del siglo XIX se custodia y expone en el Museo Británico, seguramente para mayor tranquilidad de la humanidad. Mrs. Clooney, especializada en causas relativas a los derechos humanos y que ha tenido entre sus clientes al topo de Wikileaks, amenaza incluso con llevar el asunto a los tribunales internacionales, lo que ayer ya le valió algún tirón de orejas editorial en la prensa conservadora inglesa más respetable.

Aunque ahora pasee en yate con el mundo de la farándula y dedique un creciente esfuerzo a cultivar su fachada exterior, Alamuddin estudió Derecho en la Universidad de Oxford y es una profesional reputada. Por su parte, George ha dejado caer que no descarta iniciar una carrera política , que tendría su primer paso en el Senado. A pesar de sus gustos sofisticados y plutocráticos, pasa por tener talante de izquierdas y ha impulsado al menos un par de películas de las que denominan «con mensaje». Coleccionista de mansiones, Clooney une la de Inglaterra a su gran clásico, la del Lago Como, y otra que posee en Los Cabos (México).