Bimba Bosé: «Siempre lo admito: me aprovecho de mi apellido»

El último, consolidar Syncronic, una firma de ropa que ha montado junto a su actual pareja, Charlie Centa (21), un antiguo estudiante de periodismo, de nacionalidad inglesa y, según la cantante y modelo, con « muy buen gusto a la hora de vestir ». «No es fácil levantar una marca y ello nos ocupa la mayor parte de nuestro tiempo . Todos sabemos que la industria de la moda es muy compleja, pero para mí esta tarea es muy gratificante».

- ¿Resulta complicado ser modelo en sus circunstancias actuales?

-No. No hay trabajo más fácil que el de ser modelo, aunque ya hace tiempo que decidí no desfilar. Solo lo hago en ocasiones muy concretas y para David Delfín. No cobro por ello, lo hago como amiga.

- Lleva con naturalidad la transformación de su cuerpo, en el que, por cierto, luce múltiples tatuajes...

-Quince. Me gusta marcarme la piel con cositas que reflejan momentos de mi vida. Lo hago con Urgo Tatoo desde finales de los 90.

- ¿Ha borrado alguno?

-Solo tapé el nombre de una persona. Tatuármelo fue una chorrada. Todos hacemos tonterías alguna vez.

- ¿Qué le gustaría hacer, más allá de la moda y de la música?

-Montar un chiringuito de comidas.

- Pero a su madre, Lucía Bosé, el negocio hostelero no le fue nada bien...

-Yo pienso en algo más pequeño y urbano. No algo tan comprometido y ambicioso como un hotel, que casi es un proyecto de vida. El negocio de mi madre era muy grande, de lujo total.

- Por cierto, su madre ha sido la única del clan Bosé que se ha mantenido alejada del mundo artístico...

-Cierto, y podría haber conseguido lo que quisiera porque tiene un talentazo para dibujar y crear ideas. En su día ella diseñó una colección de joyas de plata y de oro maravillosas, increíbles... Para persona ingeniosa con el diseño y con las manos, mi madre. Es brillante. A veces le digo que utilice más su nombre para conseguir cosas.

- ¿Es positivo llevar el apellido Bosé?

-En mi caso, siempre es positivo. Negativo para el que piense que me estoy aprovechando de algo. Pero yo siempre lo admito: me aprovecho de mi apellido porque me permite desarrollar un trabajo que, de otra manera, sería más complicado. Para mí ese apellido es una súper bandera y estoy muy orgullosa de poder llevarla.