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¿Qué fue de Leonardo Dantes?

Afincado en su pueblo desde hace ocho años, este músico y «showman» que le ha quitado la tilde a su apellido vive con un objetivo: que le respeten como cantante melódico

¿Qué fue de Leonardo Dantes? leonardodantes.com

Juanma Fernández

¿Quién sabe si existe un paralelismo con Patrick Wolf, el músico inglés que en su tema «House» escribe que sueña con una casa imaginaria porque le aporta «la mayor paz que jamás haya conocido»? Leonardo Dantes (no hemos olvidado la tilde en su apellido, es que se la ha quitado) se mudó a su pueblo, San Vicente de Alcántara (Badajoz), en 2006. Volvió a casa. «Soy hipersensible y en Madrid empecé a agobiarme y a deprimirme», explica. «Me comí el coco porque vi que no me tomaban en serio», matiza. Sin entrar en detalles, Dantes se refiere a cómo el público recibió temas suyos como «El baile del pañuelo» o «Tiene nombres mil». Canción, esta última, en la onda de los homenajes que nuestro idioma se pega en institutos del todo reconocidos, porque nadie fue capaz de encajar tantos sinónimos del aparato reproductor masculino en un texto que marca los rigores propios de la métrica y la melodía.

A Dantes (Dantés cuando era «mainstream») se le perdió la pista tras el final de «Sabías a lo que venías», el programa que Santiago Segura presentaba en La Sexta en 2007, y donde este extremeño se desempeñó como jurado de «Operación Rescate». Aquello se trataba de la versión «low cost» de «Operación Triunfo», con la bendita salvedad de que no editaron discos recopilatorios. Le acompañaban Cañita Brava y Luisi Toledo, que juraba ser el compositor de «Thriller», el éxito de Michael Jackson (afortunadamente no estaba por allí Tony Genil con los macarrones ). La americana roja con el polo azul que lucía, no ayudaban.

La explosión de Leonardo como figura más mediática que musical se produjo en el laboratorio de Javier Sardá llamado «Crónicas Marcianas». Sin embargo, el caldo de cultivo estuvo en Canal +, concretamente en el programa «El día después», donde dedicaba canciones a los futbolistas más destacados. En una de estas, le tocó la papeleta al mítico Raúl González, de quien acertó a decir : «Tiene una mirada que derrite el hielo y unos labios que abrasan el fuego». Un análisis que no andaba lejos de la faceta de Dantes como musa del orgullo gay, ya que años atrás había escrito «Enamorado de Javier», que por lo visto tuvo gran aceptación entre el público homosexual.

Pero fueron las madrugadas de Telecinco dirigidas por Sardá las que le dieron notoriedad, elevado a los altares por el arte de Javier Cárdenas a la hora de poner el micrófono y el objetivo en ciertos personajes. Tanto fue así, que el ahora locutor de radio tuvo el honor de apuntarse una letra dedicada: «Pero a mí a la lechuga me recuerdas mucho más , Cárdenas por tu frescura», le escribió Leonardo. Fueron años de gloria en los que llegó el que fue su gran éxito: «No cambié» . Interpretado al alimón con Tamara (busquen también por Ámbar, Yurena, Tamara Seisdedos, Tamara La Mala o Tamámbar), y que llegó a convertirse en un fenómeno de masas en el año 2000.

Aquella vorágine de cámaras, audiencia y, por aquel entonces, politonos, derivaron en la construcción de una imagen pública casi irremediable de Leonardo. «Mi faceta de “showman” fue una etapa en mi vida, ahora tengo proyectos serios», comenta. Es su tarea pendiente: «Quiero triunfar como cantante melódico». De hecho, la mudanza a su pueblo, que su apellido haya perdido la tilde o que no aparezca tanto en televisión, son parte de la ruta a ese soñado giro de 180 grados en su carrera. «Me da lástima el triunfo de lo cutre», explica. Dantes no tiene miedo a reconocer que sus grandes éxitos provienen de «cancioncillas intrascendentes». Él, que ha compuesto temas como «Por la calle de abajo» para «Los Chunguitos», además de otros para María Jiménez, Manolo Escobar, Ana Reverte o Rafaela Carrá, mantiene la ilusión de tocar el corazón con sus temas, que define como «románticos, entusiastas y sentimentales».

El objetivo de su vida se construye de madrugada porque Dantes afirma ser «bastante bohemio». «Me acuesto de madrugada, me levanto a la hora de comer, después paseo, salgo con los amigos. Tengo una vida sencilla pero nada monótona», señala. Alejado del Madrid que le puso en la oficina de empleo más incontrolable del mundo, que no es otra que la televisión, habita recluido donde es libre. Leonardo, «Número Uno» de Los 40 Principales de Madrid con la balada «No vale la pena», el hombre al que nunca se le subió la fama a la cabeza porque le pilló «con cierta edad», es un tipo sencillo que tiene tiempo para ilusionarse. Ahora lo hace con su último disco: «A José Alfredo Jiménez», donde versiona varias de sus rancheras . Ya lo canta Wolf en la canción que encabeza este texto: «El nativo ha vuelto».

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