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EL PULSO DEL PLANETA

La favela pija de Río

Vidigal, situada sobre Leblon e Ipanema, está pacificada desde 2011. En estos tres años no ha parado de crecer y hoy es el sitio de moda de la ciudad carioca

La favela pija de Río

rubén cañizares

Desde su cumbre, a unos 1.000 metros sobre el nivel del mar, la postal nada tiene que envidiar a la que disfrutan millones de turistas cada año desde el Cristo Redentor. En primer plano, Leblon e Ipanema; de espaldas, Copacabana; a la izquierda, la hermosa «Lagoa Rodrigo de Freita»; y en el horizonte, Pan de Azúcar. Caviar visual. Hasta allí hemos subido en mototaxi, previo abono de 10 reales (algo más de tres euros al cambio): «Un robo, normalmente cuesta dos y para visitantes, cinco», nos dice Olalla, nuestra cicerone. Esta gallega de 32 años, criada en Vitoria, es actualmente asistente de dirección en Globo, el canal de televisión más popular de todo Brasil. «Son 10 reales porque es precio de Mundial», nos explican los conductores de las mototaxis con cero opción a réplica: o lo tomas o lo dejas. Y subir andando no es alternativa alguna cuando las rampas son de entre el 10 y 15 por ciento de desnivel, hace casi 30 grados y un 80 ciento de humedad.

Hablamos de Vidigal, la favela «cool» de Río de Janeiro, pacificada desde mediados de 2011 cuando la Policía Militar se hizo con ella poniendo fin a la violencia, la lucha armada y el narcotráfico. Eso sí, el peligro no ha desaparecido del todo. Siempre los ojos bien abiertos, el paso corto y la vista larga. Apenas a 150 metros de Alto Vidigal, hasta donde nos suben las mototaxis, por unas escaleras que nos adentran en las primeras chozas, en dirección a la izquierda, llegamos hasta la temida calle cinco. En esta posición estratégica se esconden los pocos narcos que aún pululan por la favela y siguen haciendo negocio, sobre todo gracias al hilo directo que mantienen con Rocinha (anexa a Vidigal), la mayor favela de Latinoamérica, con 150.000 habitantes y, para muchos, la más peligrosa.

Metamorfosis

En apenas tres años, el lavado de cara de Vidigal ha sido alucinante. Se ha convertido en el centro neurálgico del mundo bohemio y cultural. Cada mes nos encontramos con distintas exposiciones, obras de teatro, conciertos y, por supuesto, las fiestas más «chic» de todo Río, algunas de ellas con los Dj’s más populares del momento.

Es tal la popularidad que ha alcanzado Vidigal que aquí también hay burbuja inmobiliaria: 150.000 reales (unos 50.000 euros), como mínimo, por una pequeña casita. De hecho, importantes empresarios de la hostelería, sabedores del dinero que se mueve por Vidigal, están invirtiendo con bastante éxito. Alojamientos como «Mirante Do Arvrao» y «Da Laje», en los que es imposible hospedarse por menos de 100 euros la noche (300 reales), tienen el cartel de completos durante el Mundial.

Hasta David Beckham, siempre a la última, adquirió el pasado año la casa más exclusiva de todo Vidigal por el «módico» precio de un millón de reales (algo más de 300.000 euros): «En varias ocasiones le hemos visto subir en mototaxi como un habitante más del lugar», nos comentan algunos miembros de la policía pacificadora que trabajan en la favela. Su última visita ha sido muy reciente: el pasado fin de semana se dejó ver por Vidigal con motivo del reportaje que está grabando para el programa «Fantastico», de Globo televisión, algo así como nuestro «Informe Semanal». No es el único famoso que frecuenta por aquí. Will Smith, Vincent Casell o Beyoncé también son asiduos a Vidigal, otrora territorio comanche, hoy la favela pija de Río de Janeiro.

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