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Bocadillos como espadas láser en El Mosky, el bar preferido de Belén Esteban

Uno de los platos más famosos del restaurante de Paracuellos es el «Especial Mosk», un bocadillo de más de 60 centímetros de largo

Bocadillos como espadas láser en El Mosky, el bar preferido de Belén Esteban abc

rosa belmonte

Vale que El Mosky no es la Mermaid Tavern isabelina ni el bar del Algonquin, pero que sea el restaurante de referencia de Belén Esteban lo hace interesante y digno de peregrinación. Al menos para esta sección, siempre a la busca de lo intrascendente. Además, tampoco el Algolquin era tan importante, que Dorothy Parker decía que allí lo único que había era un montón de bocazas que se guardaban los chistes durante días esperando el momento adecuado para soltarlos.

El Mosky, que está en Paracuellos del Jarama, es más parecido al Bar Reinols de «Aida». Pero mucho más pequeño y sin un Mauricio Colmenero. Con un servicio amabilísimo. Auténtico, por utilizar el término que tanto gusta a su mentora. Tiene unas siete u ocho mesas, un proyector con una pantalla enrollada, un gran televisor (con Cuatro , con Cintora), una máquina de tabaco y, al mediodía, una clientela de obreros con manchas en el mono. Detrás de una nevera está todavía arrumbado el cartelón que celebraba los 100.000 ejemplares vendidos del libro de la Esteban , «Ambiciones y reflexiones». Lo presentó en el hotel Wellington pero celebró las ventas en su bar de cabecera. En casa. Su casa, andando, estará a unos diez minutos.

Paracuellos tiene en el imaginario popular una significación que Belén Esteban está ayudando a mitigar. Es más eficaz que Ray Donovan y Olivia Pope juntos. Y menos mal que no dieron a Madrid los Juegos del 2020, que a alguna lumbrera se le había ocurrido que la competición de tiro fuera en Paracuellos. La localidad madrileña es famosa por lo que todo el mundo sabe y por ser el lugar de residencia de Belén Esteban.

Pero vuelvo a las cosas del comer. A las enormes cosas de comer. En el Mosky la comida equilibrada debe de poner a la clientela tan nerviosa como un cocodrilo hambriento en el baño. Al cocido, los macarrones y otras comidas de menú, se añaden unos bocadillos como de 60 centímetros. Como espadas láser. Un bocadillo de esos es capaz de alimentar al equipo de asesores del Real Madrid . Se llama «Especial Mosk» y hay tres modalidades. Yo me zampé el número dos. A la salud de Dukan. A ver. Lomo, jamón York, queso, tortilla francesa, lechuga, tomate, cebolla y pimiento verde. Paracuellos fusión. Un bicho como un autobús. 10 euros. Y un kilo de lorzas para mi cintura. También me jalé un plato de patatas bravas. «From lost to the river». «To el ferlosiano Jarama». Como antídoto me esperan diez retiros corriendo, cinco sesiones de crossfit y un candado en la boca. Decía Patsy de «Absolutamente fabulosas» que el último mosquito que le picó tuvo que ingresar en la clínica Betty Ford. El que me pique a mí, que vaya pidiendo cita en la Buchinger.

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