Alfonso Diez confiesa que «hubo momentos en que quise dejarlo todo»

Gran fiesta en el Museo Thyssen-Bornemisza con motivo de la exposición «El surrealismo y el sueño». Con ese motivo, «Vanity Fair» organizó un cóctel de lo más singular en el salón principal del Thyssen, adornado con bombines, manzanas, magos y hasta fotomatones. Todo vale con tal de distinguirse. Hasta el cátering era distinto: mejillones, probetas con sangría de frutos del bosque, uvas con champán, dulces exóticos...

Y entre los asistentes, una gran variedad. Desde los responsables de la firma Alvarno (Álvaro Castejón y Arnaud Mailard) hasta Alonso Aznar, Amaya Arzuaga (flamante Premio Nacional de Moda), Antonio Fournier y a su esposa Joanna N. Vardinoyannis; María León, Marina Castaño, Miranda Makaroff, Modesto Lomba o Carla Royo Villanova. Precisamente Carla llamó la atención con uno de los tocados más originales de la noche. Sigue luchando con su línea de cosmética «Rosa de Bulgaria» , y su estela se nota cada vez que acude a un acto.

Aunque para estela, la que dejó el duque de Alba. Impecable, sonriente y muy tranquilo junto a sus amigos de toda la vida. Alfonso Diez es un hombre alegre y esa es una de las cosas que más agradece su esposa, Cayetana de Alba. La duquesa ya no sale por la noche, lo que es comprensible y más ahora, con el frío que hace en Madrid; pero según me cuenta el propio Alfonso «está muy bien». Y es que la pasada semana circuló un falso rumor por las redes sociales que alertó a muchos, dado que anunciaba su fallecimiento. Lo cierto es que Doña Cayetana se encontraba perfectamente. Así se la vio del brazo de Alfonso y de Carmen Tello en la boda del hijo de Juan Ignacio Zoido, alcalde de Sevilla.

Quien está hecho todo un gentleman es Alfonso Diez. Recordamos en la fiesta la imagen tan desastrosa que ofreció la primera vez que apareció en público con Cayetana, en plena tormenta tras saberse su relación sentimental; ahora me confiesa que en aquellos meses estaba totalmente histérico. «Llegué a adelgazar hasta siete kilos. Por eso se me veía tan flaco. Fueron unas semanas muy estresantes, todo el mundo hablaba de mí, decían barbaridades, no me conocían pero daba igual. Hubo momentos en los que quise dejarlo todo, la situación me podía», recuerda.

Hoy ya ha celebrado su segundo aniversario de boda con la duquesa de Alba y hoy sí puede decir que es un hombre feliz y tranquilo. Su imagen así lo demuestra. Cuenta que ha engordado, que está relajado, que con la familia de su mujer no hay problemas y que con los medios de comunicación ya no tiene tensiones. El duque ha demostrado con el tiempo que su historia con la duquesa era auténtica y de ahí la calma que hoy viven a pesar de que saben que siempre serán noticia hagan lo que hagan. A fin de cuentas, historias como la suya no ocurren todos los días.