Fran Rivera, un donjuán reñido con la prensa

Tenía solo diez años cuando l as astas de Avispado le arrebataron a su padre en plena faena. La tarde de aquel fatídico 26 de septiembre de 1984 la arena de la Plaza de Pozoblanco (Córdoba) se tiñó de sangre y el mundo de toro lloró su pérdida. «Paquirri» sería el espejo donde se miraría , poco despúes, su hijo.

Antonio Ordóñez, abuelo materno de Fran Rivera, vio en su nieto la esencia del toreo, la casta que llevaba impresa en su ADN. Siete años después de la muerte de su padre era presentado como novillero en Ronda . Poco tardaron en abrirse las puertas de Las Ventas para su debut y la alternativa no se hizo esperar para el joven novillero. Fran Rivera dejaba de ser nieto e hijo de dos figuras del torero para convertirse en diestro. Lo hacía bajo la atenta mirada de Jesulín de Ubrique —en su papel de testigo—. Recibió los trastos de matar de manos del espada Juan Antonio Ruiz «Espartaco» , su padrino en la ceramonia de alternativa que tuvo lugar en la Maestranza de Sevilla . Confirmó doctorado un año después en la Monumental de Las Ventas.

De diestro a aristócrata

Fuera de la plaza, Fran Rivera arrancaba suspiros a las féminas. Su atractivo no pasaba desapercibido aunque no luciese el traje de luces. Un seductor empedernido que cautivó a Eugenia Martínez de Irujo , la única hija de la Duquesa de Alba . La pareja se conocía en un tentadero una tarde de 1992. Eugenia no pensaba asistir pero, al final, la insistencia de sus amigos, hicieron posible que conociese a uno de los hombres más importantes de su vida.

Su presencia entre el público del tendido animando a Fran Rivera hizo saltar la alarma y sus paseos románticos por Sevilla confirmaron el noviazgo . Tras un breve distanciamiento, la pareja retomaba la relación dispuestos a convertirse en marido y mujer.

El matrimonio de Francisco Rivera y Eugenia Martínez de Irujo fue, sin duda, la boda del año. La Catedral de Sevilla acogía el enlace de dos dinastías —taurina y aristócrata— que aunaban abolengo y tradición.

Del hotel más taurino de la capital hispalense partía Fran Rivera rumbo a la catedral de Sevilla el 13 de octubre de 1998. Vestido de chaqué y del brazo de una emocionada Carmen Ordóñez , el diestro avanzaba hacia el altar para esperar la llegada de la que sería la madre de su única hija. Eugenia Martínez de Irujo llegaría poco después en un coche de caballos acompañada de su hermano, Cayetano Martínez de Irujo. La novia deslumbró con un diseño exclusivo del modisto Emmanuel Ungaro y una diadema heredada de la emperatriz Eugenia de Montijo que su madre había llevado el día de su boda. Fran Rivera se convertía en Duque consorte de Montoro.

Padre orgulloso, hijo destrozado

Enamorados, Fran y Eugenia no tardaron en concebir a su primera y única hija. Cayetana Rivera Martínez de Irujo veía la luz apenas unos días antes del primer aniversario de boda de sus padres en la Clínica Fátima de Sevilla. Sin duda, fue el mejor regalo de bodas que pudieron imaginar.

A la trágica pérdida de su padre en los ruedos, se sumó la inesperada muerte de su madre en 2004Sin embargo, tres años más tarde, la pareja ponía fin a su matrimonio de mutuo acuerdo. Pero Fran Rivera permanecía en los primeros puestos del ránking de « yernos favoritos» de Cayetana de Alba que se negaba a dar su aprobación a cualquier hombre que pretendiese ocupar el lugar dejado por el riestro. No tenía rival ante los ojos de quien fue un día su suegra. Imagen que la batalla judicial por la custodía de la pequeña «Tana» , la nieta de la Duquesa de Alba, iniciada por el diestro disgustó a una duquesa que siempre lo trató como un hijo.

El 23 de julio de 2004 la tragedia reaparecía en la vida del diestro con la inesperada muerte de Carmen Ordóñez , su madre . La chica del servicio encontraba su cuerpo en la bañera con un fuerte golpe en la cabeza.

Un donjuán reñido con la prensa

Mujeres no faltaron en la vida del diestro. De flor en flor, el torero desmentía o confirmaba sus amoríos y lidiaba con los paparazzi su peor faena . Varias fueron las ocasiones en las que Fran se enfrento a los medios de comunicación. Broncas que no impedían que los rumores aflorasen sobre sus escarceos amorosos.

Mientras las revistas del corazón aseguraban que mantenía una relación con Carla Goyanes , él ni negaba ni confirmaba lo que las fotos gritaban. Fugaz fue esta historia de amor que dio paso a una nueva mujer en al vida de Fran Rivera.

Blanca Martínez de Irujo , la prima de su exmujer pasaba a ser el objetivo de todas las miradas. Miembro de la familia de Alba, Blanca tuvo que hacer frente a los constantes rumores de distanciamiento alimentados por la prensa que dio por finalizada la relación en numerosas ocasiones. Finalmente, fueella quien rompió con el torero tras tres años de felicidad.

Fran Rivera rehacía su vida con la bailaora Cecilia Gómez poco después. Menos de un año tardó en confirmar el torero que había puesto punto y final a esta relación.

Y llegó Lourdes Montes

Discreta, la abogada Lourdes Montes parece haber puesto orden en la vida del apasionado torero . Dos años de relación y el anuncio de su boda confirman que Fran Rivera ha visto en Lourdes esa mujer con la que compartir el resto de sus días.

Días que pasará alejado de los ruedos tras haber anunciado su retirada en octubre de 2012 , brindando su útimo toro a su hija Cayetana en una faena con la que sellaba 17 gloriosas temporadas en los ruedos. En la barrera también se encontraba ella, Lourdes.