La boda de Trinidad Jiménez (ahora sí)

Volviendo al matrimonio que no fue, es verdad que el colorido vestido de Missoni era raro para una novia y que el novio no llevaba corbata. Ahora ella se ha casado de blanco (o algo así) y él con traje gris y corbata. Pero la celebración en el hotel Santo Mauro sí parecía nupcial. Fina, cara y nupcial. Bien, pues aquello no era una boda, aunque tuviera invitados . Era una fiesta para amigos políticos de la exministra, diputada por Málaga y secretaria de Política Social del PSOE. Entre los invitados estaban José Luis Rodríguez Zapatero y su mujer, Sonsoles Espinosa. También acudieron Elena Valenciano y Soraya Rodríguez. La no boda, que también habría oficiado Jaime Lissavetzky (datos que no falten), se publicó hasta en el «¡Hola!». Y nadie la desmintió. Aunque es verdad que «Vanitatis» hizo notar que el matrimonio no aparecía en el Registro Civil.

Pero hete aquí que en el número de agosto de la revista «Elle», que ha salido a la venta esta semana, leímos que Trinidad Jiménez ultimaba los preparativos de su boda. Exactamente la que tuvo lugar ayer sábado a mediodía en eso que en socorrido lugar común de cuatro letras se llama «la más estricta intimidad». Aunque la intimidad de Trinidad Jiménez, la tercera de nueve hermanos, sea larga y ancha. Después, la pareja, su familia y sus amigos se fueron a un hotel de Madrid a celebrar la sí boda . Antes, a la salida de las dependencia municipales de la Plaza Mayor, hay bonitas fotos de los felices y radiantes novios con un transilvano pidiendo limosna en un vaso de tubo.

Para ambos es el segundo matrimonio. Trinidad Jiménez se divorció en 1995 del diplomático Julio Herraiz. Por su parte, el cámara de TVE Miguel Ángel de la Fuente es padre de una hija de su anterior matrimonio. La pareja lleva viviendo junta cinco años, desde que se conocieron en un viaje oficial en agosto de 2008 , cuando Jiménez era Secretaria de Estado para Iberoamérica y acompañaba a María Teresa Fernández de la Vega. Él formaba parte del equipo de TVE.

En la entrevista dice que el matrimonio supone un plus de compromiso, que les hacía ilusión dar el paso. «Es como decirle al mundo de manera formal que nos queremos. Así que seguiremos como estamos, pero mejor». En la convivencia no cambiará nada porque Miguel y ella lo hacen todo en su casa de Chamberí, donde han construido un armario a medida en el pasillo para la ropa de Miguel. En el pasillo. En cuanto a las tareas del hogar, sólo va una señora a ayudarles una vez a la semana. A Trinidad Jiménez le gusta planchar pero le da pereza limpiar los cuartos de baño. Y el que cocina en esta familia es el hombre. También asegura Jiménez que «el amor maduro es más bonito». Y que ahora hace ejercicio de manera regular y duerme todas las noches en la misma cama.