Kiko Rivera busca protección para su hijo

Kiko sabe por propia experiencia lo que supone ser hijo de una celebridad y, al igual que hiciera en su día su hermano Francisco Rivera con su hija Cayetana, ha decidido que de momento su niño no pasará por el calvario mediático que él padeció en su día.

En la memoria de muchos todavía están aquellas tremendas fotografías del «niño de la Pantoja» aplastado por sus compañeros de recreo en la verja del colegio, mientras él lloraba desconsolado. En su día esa imagen fue portada de una revista, lo que hoy resultaría impensable gracias a una Ley del Menor que las publicaciones cumplen a rajatabla si no quieren enfrentarse a una demanda. A esa Ley se acogieron en su día desde Ana Obregón a Isabel Sartorius; también, la Infanta Cristina mandó una serie de avisos a algunas revistas para que dejaran tranquilos a sus hijos.

Hoy es Kiko quien se ampara en la Justicia y pide que nadie publique el rostro de su pequeño. Loco de alegría y padrazo entregado, no hay cheque que estas semanas le haya hecho cambiar de opinión. Y es que no dejaría de ser una contradicción posar y sacarse una pasta mostrando al bebé y recurriendo después a la Justicia para que nadie se atreva ponerle una cámara encima. Es verdad que como padre tiene todo el derecho a hacerse un reportaje con su niño, si así le place; pero su gesto no se entendería si luego reclama para el niño la privacidad que él mismo no practica.

Atrás quedaron los tiempos en los que Isabel Pantoja sacaba al escenario a su niño pequeño para cantar ante su público. Hoy es la primera que intenta proteger a los suyos de los objetivos. Y es que tiene motivos sobrados para evitarl ser pasto de comentarios y presa de paparazzis. Tras su imputación en el caso de blanqueo de capitales, por el que está siendo juzgada en Málaga, la tonadillera vive preocupada por la tranquilidad de los suyos. Con casi 20 kilos menos por los estragos del estrés (apenas puede comer y, según parece, aún sigue a base de batidos especiales recetados por su nutricionista) Pantoja no ha permitido que sus hijos acudan a la Audicencia Provincial de Málaga donde lleva meses asistiendo en compañía de sus abogados y de algunos amigos íntimos. Se niega a que sus hijos salgan o entren por esa puerta ante las cámaras. La misma actitud siguió ella misma cuando Julián Muñoz estuvo encarcelado: apenas le visitó en un par de ocasiones.

Isabel está angustiada por lo que pueda pasar, pero esta no es la única de sus preocupaciones. Con Kiko «encarrilado», tanto en su vida profesional como en la personal, ahora quien ocupa sus pensamientos y desvelos es su hija Isabel, quien, en plena adolescencia, ya ha empezado a vivir sus primeros amores. Y como suele ocurrir, no siempre son del agrado de su gente. De entrada, la joven este año está en un internado de Andalucía, experiencia por la que ya pasó su hermano Kiko cuando estuvo dos años interno en un colegio de Toledo con el fin de que mejorar su expediente académico. Isabel siempre ha querido que sus hijos tengan una formación para poder ejercer una profesión más allá del deseo de ser toreros o artistas. Con una en la familia hay más que suficiente. O eso cree.