El joyero de la Reina Victoria Eugenia parece no tener fondo. Un mes después de que se subastara un brazalete de Cartier que perteneció a la esposa de Alfonso XIII, por el que se alcanzó la friolera de 2,3 millones de euros, salen a la luz nuevas joyas y objetos personales de la Monarca que serán vendidos el próximo 10 de diciembre en Ginebra. Esta vez, las piezas no son tan valiosas como aquella pulsera de perlas de concha y diamantes que rompió todos los récords, aunque los expertos sostienen que estos lotes también son verdaderos tesoros.
«Los 33 lotes reales, valorados en 42.000 euros, son únicos porque no existen otros iguales, es decir, con una procedencia e historia tan ilustre», explica a ABC Bernard Piguet, director de Hôtel des Ventes, la casa de subastas suiza responsable de la operación. «Pese a que aún no hemos comenzado a enseñar las piezas, ya hemos sido contactados por muchos potenciales compradores. Ciertamente, será una venta muy emotiva. Uno de los abanicos, que está decorado con las iniciales de Victoria Eugenia, aparece en muchas fotos oficiales e imágenes que son públicas», añade Piguet.
La abuela del Rey Don Juan Carlos falleció en Lausana en 1969 y desde entonces estos objetos han permanecido «dentro de la familia», como lo atestigua el inventario de sucesión establecido tras su muerte. Durante la presentación de la subasta a la prensa, realizada el 29 de noviembre en la pequeña localidad suiza de Rougement, Piguet se apresuró a aclarar que el propietario de la colección «no es el mismo del brazalete de Cartier», vendido en la reciente subasta de otoño de Sotheby’s. «Esa aclaración no la hice a petición del vendedor, solo ha sido una coincidencia», dice Piguet a ABC.
Un familiar misterioso
En aquella presentación, el director de Hôtel des Ventes destacó que los objetos a subastar, entre los que figuran uno de los abanicos preferidos de la Reina (valorado en 5.000 euros), un crucifijo de oro que le gustaba mucho colgar de una pulsera (800 euros) o la condecoración de la Orden Imperial de San Alejandro Nevski (15.000 euros), todavía están en manos de sus descendientes y que él posee el inventario que precisa los detalles de la herencia.
Sin embargo, tras ser consultado por ABC sobre la identidad del vendedor, Piguet ha matizado sus respuestas. «No es un miembro de la familia, es una persona muy cercana a Victoria Eugenia que recibió todos estos objetos en herencia. Tenemos la documentación que lo prueba», explica. El empresario franco-suizo mantiene esa información en secreto «por expresa voluntad del propietario de la colección».
Los descendientes españoles e italianos de la Monarca parecen estar tan desconcertados como la prensa sobre la identidad del misterioso vendedor. «No sé nada sobre esta subasta, no sé de qué piezas se tratan ni quién las vende», reconoce a ABC Simoneta Gómez-Acebo, hija de la Infanta Doña Pilar y bisnieta de Victoria Eugenia. «Mi bisabuela vendió muchas piezas de su colección para mantenerse durante el exilio, así que es difícil saber ahora quién es su vendedor», dice Gómez-Acebo, dando a entender que estos objetos ya no están en manos de la familia del Rey.
Tesoros sin valor
Varios miembros de la familia Marone-Cinzano, descendientes de Victoria Eugenia a través de su hija la Infanta María Cristina, tampoco han sabido identificar al actual dueño de estas joyas. La única certeza es que el principal valor de los lotes es sentimental y que estuvieron muy presentes en ciertos periodos de la vida de la esposa de Alfonso XIII.
Piguet explica que se ofrecerán pequeños recuerdos de la Reina, como bordados, trofeos, fotografías familiares, adornos de plata, una cajita de caoba y varias condecoraciones, algunas recibidas directamente por Victoria Eugenia, como la griega Orden de Santa Olga y Santa Sofía, que utilizó en la boda de los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía en 1962, así como la Orden de la Cruz Roja Española y la Corona Preciosa, una medalla japonesa muy rara y destinada únicamente a mujeres de sangre real.
Según estimaciones de la casa de subastas, el misterioso vendedor se embolsará entre35.000 y 50.000 francos suizos (29.000-42.000 euros) por desprenderse de estos objetos. «Como dije, no tienen un gran valor comercial. Su mayor valor es sentimental, por lo que esperamos que pujen personas para las que estos objetos tienen un fuerte significado. Por eso esta colección es tan interesante: la Reina vivía a diario con estas cosas». Quizás alguien cercano a ella quiera recuperarlas.
