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entrevista

Ferrán Adriá: «Se pagan 400 euros por la final de la Champions pero 300 por Can Roca es un escándalo»

El chef defiende los programas televisivos de cocina porque contribuyen a despojarles de la etiqueta de elitistas

Ferrán Adriá: «Se pagan 400 euros por la final de la Champions pero 300 por Can Roca es un escándalo» efe

pablo pazos

«Un shock». Ferrán Adriá tiene sensaciones encontradas mientras realiza entrevistas con motivo de la graduación de la primera promoción del Basque Culinary Center , cuyo consejo internacional preside. Esta misma mañana de lunes, a las nueve y media, le han comunicado que su amigo y socio en El Bulli, Juli Soler, ha fallecido a los 66 años . Aunque admite que es «complicado», mantiene el guión de la jornada. Y recuerda a quien compartió sueños con él durante más de tres décadas.

-Han sido 34 años juntos. Habrán dado para mucho.

-Para momentos de todo. Para meter en un libro, para meter en una enciclopedia. Ten en cuenta que Juli es la historia de la gastronomía en este país, con Pedro [Subijana], con Juan Mari Arzak, son las cuatro o cinco personas que en un momento dado cambiaron las reglas del juego. Luego llegamos otra generación que las acabamos de romper. Tenía cosas increíbles. Era el pacificador, era el que ponía buen rollo cuando había momentos difíciles. Era un buen equilibrio porque había momentos en que yo estaba con una tensión brutal, de presión. Hacemos un equipo donde al final hacemos todo, porque la gente pensaba que él era más gestor. No, hacemos todo. Era «el Lobo». Se llamaba Juli Soler Lobo. Pero además «lobo» por la película «Pulp Fiction», el personaje que arregla todos los problemas. Cualquier cosa te lo iba solucionar.

-¿Cómo le gustaría que se recordase a Juli Soler?

-Se le tiene que recordar por lo importante que ha sido . Fue el creador del servicio moderno. Hizo El Bulli con Ferrán Adriá, Albert Adriá y miles y miles de personas. Pero gracias a estar en la punta de la pirámide este país cambió la gastronomía. Ahora creo que es el momento de poner a las personas en su sitio. Juli es histórico a un nivel increíble. Un socio como tenía, y como él me tenía a mí, que nunca le importó el dinero. Estuvimos 14 años sin ganar dinero y a él le daba igual mientras tuviera para su familia. Dentro del drama y la tristeza tenemos una pequeña compensación de que su familia... Marta es patrona de la fundación. Rita es el relevo generacional, va a ser la responsable, está ya de directora de recursos humanos, pero al final es la jefa. Pancho, el hijo, se ha incorporado ahora. Cuando estoy allí veo siempre a Juli, porque les veo a ellos. Seguramente es de las cosas que estoy más contento en mi carrera. En un momento donde lo lógico son rupturas, follones, separaciones, el poder haber hecho una piña entre todos, y que El Bulli continúe... El sueño de Juli era que continuara. Al final, pobrecito, cuando estaba enfermo, no entendía esto de la transformación de El Bulli. Le decía: «Juli, si lo hacemos para continuar».

«El segundo apellido de Juli Soler era Lobo. Pero además 'lobo' por la película 'Pulp Fiction', el personaje que arregla todos los problemas

-Ha dicho que le hubiera gustado acudir en un día como hoy.

-Esto es el trabajo de una generación que luchó cuando no existía esta fiebre mediático-social, este reconocimiento. Hay que darles las gracias. A Juan Mari, a Pedro. No se les puede olvidar ahora. Cantidad de gente, tanto en el País Vasco como en Cataluña como en el resto de España, hicieron mucho para que esto exista.

-Insiste en que hay mucho trabajo detrás de lo que llama «stars».

-¿Qué es la imagen? Pues solo la imagen glamurosa... Pero esto es serio, un trabajo serio. La mayoría, como todo hay caraduras, hay de todo, como en periodismo, en fútbol. Pero la gente es muy seria. Muy trabajadora en este oficio.

-¿Qué papel juega la televisión?

-Fundamental. Y la gente se enfada cuando defiendo «MasterChef». Hay que entender que es un programa de entretenimiento. La gente ha contextualizado más con los programas de la tele que en 100 años de intentar nosotros divulgar. La gente ve, primero, que esto no es fácil. Voy a poner otro ejemplo: Pesadilla en la cocina. Es entretenimiento puro y duro, pero te lo tienes que pensar antes, que esto es real, eh. Perdona, que los que montan restaurantes personas que no tienen ni idea y se piensan que esto es fácil, a nadie se le ocurre montar un periódico si no es un profesional. En restauración todo el mundo se atreve a montar. Como todo, un equilibrio entre entretenimiento y rigurosidad. Porque si no, no iremos Andoni, Joan y yo a la final de «MasterChef». ¿Por qué fuimos? Porque pensamos que es muy bueno para nuestro oficio. Nosotros hemos estado mal vistos por gran parte de la sociedad. Elitistas, de todo. La gente paga 400 euros por una entrada de fútbol de la final de la Champions League, pero pagar 250 o 300 euros por el Joan Roca, el mejor restaurante del mundo, es un escándalo. Algo falla. Estos programas nos acercan más a la sociedad.

-¿Qué se necesita para ser un buen cocinero?

-Para ser buen cocinero no es tanta historia, es fácil. Mira, en MasterChef en tres meses... Lo digo en serio. Otra cosa es innovar, gestionar restaurantes... Claro, Gastón Acurio tiene...

En ese momento se dirige al chef peruano, que se encuentra en otro punto de la sala. «¿Cuántos restaurantes tienes ahora, Gastón?». «52», responde Acurio. Y retoma Adriá:

-Para gestionar 52 restaurantes tienes que ser un buen gestor. No todo el mundo sirve para esto. Para cocinar bien, cariño, un poco de sensibilidad.

«La gente ha contextualizado más con los programas de la tele que en 100 años de intentar nosotros divulgar»

-¿Qué traen las nuevas generaciones?

-Algo que no tenemos nosotros: una cultura increíble, conocimientos, idiomas. Todo. Todo. Y también traen cosas malas. Que es la rapidez. Estamos en una «sociedad kleenex», usar y tirar, y esto para ellos es malo. Todos, yo también me incluyo. Que un chico salga en la portada de «XL Semanal» y en 3 años la gente se olvide... Esto es un shock. En el cine la gente está preparada, entre comillas, pero en la cocina se piensan que esto no es así. En la cocina o haces algo disruptivo o no vas a volver a salir en la portada de «XL Semanal». Antes, como no salíamos en las portadas (ríe), no teníamos este problema.

-¿Y si Ferrán Adriá hubiera tenido el Basque Culinary Center?

-Te pongo un ejemplo. Zuckerberg, Jobs, Gates y Page no acabaron la carrera. ¿Por qué? Porque seguramente no había carreras de lo que estaban haciendo (ríe). Estaban cambiando el mundo. El 99,99% esto es obligatorio. El 0,01% es cuando sale alguien disruptivo que da igual quién esté, dónde esté. Pero esto no tiene que formar genios, tiene que formar grandes profesionales, gente que quiera innovar. Los genios se forman solos.

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