Martín Ferrand y los callos con garbanzos
Hace un año que se fue, y cultivó también, con maestría el periodismo gastronómico: un placer
cristino álvarez
Hubiera preferido, estén seguros de ello, tardar muchos años en dedicar el último de estos capítulos al maestro, al compañero, al amigo, al paisano, que todo eso era para mí Manolo Martín Ferrand, de cuyo óbito se cumple hoy un año y un día. No ... tengo la menor duda de que se trata de uno de los dos o tres periodistas más importantes de los últimos cuarenta o cincuenta años. Si Marshall McLuhan acuñó la sentencia de que el mensaje es el medio, de Martín Ferrand habría que decir que él era el medio, pues a todos (prensa, radio, TV) les aportó su magistral manera de entender esta profesión. Fue el primer periodista «multimedia», que lo tocó todo, y todo bien . Su columna de ABC, que mantuvo hasta días antes de dejarnos, era un aliciente para enfrentarse a cada nuevo día.
Se fue con una dignidad impresionante. Tenía que ser así: era, en toda la extensión de la palabra, un señor, expresión que vale mucho más que el sobadísimo apelativo de «caballero» que hoy se da a cualquiera. Su condición de periodista total, unida a sus aficiones y saberes gastronómicos, hizo que también cultivase con maestría el periodismo gastronómico; era un placer leerle.
Me decía que él y yo éramos coruñeses de nacimiento… y madrileños por vocación. Dos cosas perfectamente compatibles, añadía, dado el carácter abierto y alegre de ambas ciudades. Lo recordaremos, entonces, con la versión gallega, coruñesa, de uno de los platos que son icono de la cocina y la gastronomía madrileñas: los callos, en este caso con garbanzos. Es un plato, como pueden imaginar, contundente; normalmente, carga menos la mano en el picante que en el caso madrileño; a cambio, añade el punto aromático de los cominos. La pata de ternera es ingrediente fundamental, y la salsa… gloria bendita. En cuanto a los garbanzos, jamás soñaron con alcanzar tal altura gastronómica. Sí: un buen plato de callos con garbanzos viene pintiparado para evocar al amigo ausente.
Martín Ferrand y los callos con garbanzos
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