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PROBANDO VOY: mascarilla mirage 24

Lista para el primer plano

La periodista Rosa Belmonte prueba una mascarilla íntima con «un efecto lifting instantáneo»

Lista para el primer plano abc

rosa belmonte

Hay un lugar común repetido hasta el agotamiento que dice que a determinada edad una mujer debe elegir entre cara y culo. Nunca lo he entendido. ¿Son siameses con un solo corazón? Estas cosas hacen que una se imagine como Meryl Streep en «La decisión de Sophie». Llévese a la niña, señor nazi. Llévese el culo, que me quedo con la cara. Nada impide cuidarse ambos o dejar que los dos se echen a perder. Pero hay mundo más allá del derrière (o más acá, no sé). Por ejemplo, lo que eufemísticamente se llama zona íntima y que también se puede cuidar. Me refiero ahora a la zona exterior. No vaya a ser que, como a Bárbara Rey, te salga un Antonio Tejado que te quiera enseñar el búlgaro, que en su caso son los musculitos. O te topes un verano con el tipo de «Il venait d’avoir 18», la tristísima canción de Dalida. O qué demonios, que una elige todo: cara, tralará y trilirí. Más los triceps, los oblicuos, el páncreas… Por una misma.

En la cara me he puesto la mascarilla Mirage 24 de Bioxidea. En realidad me la pongo para hacerme la foto. Vale, también por sus evidentes efectos tensores. El momento mascarilla íntima de la misma firma (leí de su existencia a mi prescriptora Teresa de la Cierva) me temo que, por timidez, no lo voy a inmortalizar con la cámara. Tienen mascarillas para todo: cuello, nariz, pecho, manos, pies… Van a tener que hacer un mono-mascarilla. Pero, a ver, beneficios de la íntima: «la piel revitalizada», «un efecto lifting instantáneo», «una apariencia de piel más joven». La tecnología antiarrugas ha llegado a todos sitios (y eso sin irnos a la cirugía).

Transcribo literalmente el modo de empleo: «Tras un largo día de actividades, en un estado de relax, ponte música, sin ropa interior y aplícala en tu zona íntima. Es perfecta para usar antes de una cita romántica o en cualquier momento del día». ¿Y qué música se pone una? ¿A Serge Gainsbourg y Jane Birkin? ¿El «Like a Virgin» de Madonna? ¿El «Dirrty» de Christina Aguilera? Yo me he puesto a Concha Piquer cantando «Madrina». En fin. El artefacto es como una lengua larga, delgada y gelatinosa. Al parecer, de las famosas que la usan solo una lo reconoce: Courtney Love. Menuda tía percal. Bueno, ya estoy preparada. Cuando un Antonio Tejado me venga a enseñar los músculos de las ingles yo le replicaré con mi piel de por ahí. Mira, mira. También estoy en forma por si un nuevo Courbet, o una Blanca Cuesta, quiere pintar «L’origine du monde». Me siento como Gloria Swanson al final de «El crepúsculo de los dioses»: «Muy bien, señor DeMille, estoy lista para mi primer plano».

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