En una final bronca, trabada y con prórroga incluída, el Real Madrid conquistó la Copa del Rey gracias a un solitario gol de Cristiano Ronaldo. Era el primer título de José Mourinho en el equipo, y el segundo de los cuatro Clásicos entre el equipo madridista y el Barcelona. La anecdota de la celebración la provocó Sergio Ramos, que dejó caer la Copa desde el autobús.
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